Los trabajos de Pablo Solari en la Galerí­a Aldo de Sousa permiten contemplar la obra de un artista apasionado por la figuración. Su pintura, pletórica de color, aborda con tono crí­tico el encuentro entre personajes de la misma estopa. Los barras bravas, los cartoneros, la zafra, diferentes situaciones de reunión popular son caracterizados a partir de una mirada aguda sobre la realidad social. Así­, aludiendo a la parábola del mendigo Lázaro y el rico Epulon en una de sus obras, Solari narra en tiempo presente la indiferencia del poderoso ante el dolor del pobre en clara alusión a la siempre cuestionada relación entre gobernantes y gobernados. Toda su obra está impregnada de un clima de engañosa festividad magistralmente logrado a partir de una paleta de colores vibrantes. Las figuras abarrotadas sobre la superficie de la tela, dan cuenta de una multitud cada vez más numerosa que cubre la totalidad del espacio pictórico y que bien podrí­a referirse a la ocupación del espacio público y social con necesidades y reclamos insatisfechos. Los tamaños que pinta son atí­picos. Trabaja sobre la tela sin dimensionarla previamente, dibujando y pintando de manera continuada hasta que decide cortarla para fijar sus lí­mites. Algunos personajes quedan seccionados en los bordes de la tela actuando como ideas plásticas que activan la imaginación.

Hasta el 18 de noviembre en Galerí­a Aldo de Sousa, Arenales 966.