Poco más de 50 formas alargadas inundan la sala principal del Museo Sívori. Caminar entre ellas es casi como estar recorriendo una instalación; el espectador se pierde y elige el recorrido. Es que allí está exponiendo un maestro de trayectoria en lo que a escultura se refiere, se trata de Julián Agosta. En esta oportunidad, sus obras -realizadas en hierro (grafitado, patinado y policromado) y madera tallada- datan del período 1979-2006.
Agosta comienza a trabajar exclusivamente en la escultura a comienzos de los años 70. Por entonces su línea de trabajo ya estaba definida. De la mano del constructivismo ruso, especialmente de Antoine Pevsner, fue conformando su rumbo. Paulatinamente, su obra se fue acercando al constructivismo de Torres García con imágenes que remiten a lo americano y a lo primitivo. De aquí la recurrencia al tótem en sus obras.
Seguramente, una de sus esculturas más sobresalientes es el par conformado por "El Rey" y "La Reina", sobre las que se aclara en sus títulos, que se trata de un homenaje a Wifredo Lam. El uso que el artista cubano hiciera del tótem se encuentra recreado en este homenaje.
En el caso de las esculturas realizadas en madera, el trabajo de Agosta gira en torno al uso de masa y volumen en planos donde el espacio se limita a bordear la obra. Pero en las esculturas en hierros el espacio penetra y a partir de formas libres (con predomino de formas cercano al geométrico) permiten otra relación con el espacio; ahora se introduce en la obra y ayuda a conformar ejes y equilibrios.
Los relieves, merecen una mención aparte. Realizados en bronce o en cerámica, obras como "La vida trunca" son una clara presencia del constructivismo de Torres García en su obra.
Si tuviéramos que ubicar la escultura de Agosta junto a la de otros artistas argentinos lo haríamos al lado de Libero Badii, Alberto Delmonte, Adolfo Nigro, Jorge Gamarra, Bastón Díaz y Grosclaude, entre otros. En la exposición puede captarse la maestría de Agosta en el uso de materiales del escultor tradicional y su virtuosismo técnico. Hasta el 26 de noviembre, en el Museo Sívori Av. Infanta Isabel 555
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