Se presenta en el Malba una muestra, en la que Alfredo Guttero, personaje central en la conformación del campo cultural y artístico local durante las primeras décadas del siglo XX, es destacado en su doble dimensión de pintor y protagonista. Estos aspectos se materializan en las dos partes que integran la exposición. La primera, con 40 obras del artista y la segunda, con documentos, postales y materiales de la época. La curaduría estuvo a cargo de Marcelo Pacheco y la exposición cuenta con el auspicio de Banco Galicia.
Marcelo Pacheco, curador de Alfredo Guttero. Un artista moderno en acción, señala que la exposición busca establecer su figura como un "modelo de artista latinoamericano y uno de los principales testigos de la transformación del campo artístico regional y del complejo proceso de modernización estética que caracterizó a ese período".
Guttero (1888-1932), personaje clave de nuestra historia del arte, reconocido pero de escasa repercusión popular, fue un verdadero renovador, protagonista de la modernidad y hombre de acción en cuanto a su actividad como difusor de artistas, organizador de exposiciones que recorrían los barrios porteños, creador de circuitos para nuevos pintores y escultores como el Salón de Pintores Modernos que se presentó en Buenos Aires, La Plata, Rosario y Montevideo. A todos estos aspectos se suma su actitud contestataria contra la burocracia institucional.
La muestra se divide en dos partes. La primera reúne trabajos realizados entre 1904 y 1932: óleos y yesos cocidos, técnica que inventó hacia 1928 y que le otorga a sus obras un carácter muralista. Son notables "Retrato de Lucien Cavarry" (1911), una lánguida figura de dandy de la época; "Georgelina" (1915), figura de perfil cuyo cabello negro se inserta en el paisaje y "Desnudo" (1921) en la que ya aparecen los torsos arqueados y la expresión máxima de los ritmos envolventes como en la obra perteneciente a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes, "Mujeres Indolentes" (1927).
También es extraordinaria "Motivo Campestre" de 1927, que reúne a lánguidas mujeres vestidas a la moda de entonces, un hombre elegante mateando, con guitarra y pava, y modulados y curvos lomos de los caballos en primer plano, un motivo que desecha lo folclórico tradicional.
Su "Descendimiento" (1929), "Anunciación con palomas", "Anunciación" (1931) y "Pietá" (1932) confirman su capacidad renovadora para abordar temas religiosos.
Guttero viajó a Europa en 1904. Durante veinte años realizó exposiciones individuales y colectivas en Alemania, Francia e Italia, donde finalmente instaló su taller. En 1917 fundó la Asociación de Artistas Argentinos en Europa y de es modo, estableció contacto con los pintores que llegaban a París, entre ellos, Antonio Sibellino, Ramón Silva, Xul Solar, Luis Falcini y Horacio Cóppola.
Las obras que aluden al trabajo como "Autorretrato como Campesino Italiano" (1924) o "Cargadores Ligures" (1926) no revelan el dramatismo y la denuncia social de un Antonio Berni cuando trata esos temas. Es por eso que el pintor rosarino acusó de "burgueses y reaccionarios" a los artistas que Guttero nucleó a su alrededor, tras su regreso a Buenos Aires, en 1927, entre ellos Cúnsolo, Curatella Manes, Pettoruti, Victorica, Del Prete y demás integrantes del Salón de Pintores Modernos.
"Oda" ( 1932) es precisamente, según señala Patricia Artundo, una de las especialistas que participa en el catálogo de la muestra, "una respuesta pública" a "Susana y el Viejo" presentada por Berni unos meses antes en Amigos del Arte. De es modo, se observa un interesante contrapunto entre ambos artistas.
"Elevadores" (1928), "Silo" (sin fecha) y "Elevadores de Granos"(1928) dan cuenta de sus descubrimientos acerca de los cambios producidos en Buenos Aires durante los veinte años de su ausencia. Paisajes industriales, ordenados, despojados y atemporales en los que, como señaló María Teresa Constantín en un esclarecedor ensayo de 1989, "la industria es elevada a la dignidad de un paisaje clásico, es la reconciliación con el objeto 'antiestético' que detestan los románticos".
En la segunda parte de la exposición se exhiben textos, revistas, postales, documentos de la época y obras de veinte artistas que participaron de sus propuestas. En el catálogo bilingüe, castellano-inglés, se reproducen las 40 obras expuestas pertenecientes a museos y colecciones privadas, una exhaustiva cronología biográfica y ensayos de Marcelo Pacheco, María Teresa Constantín, Patricia Artundo y Marta Inés Fernández. Perfil Nació en Buenos Aires en 1882. Tras una corta pero relevante actuación en la Argentina, partió a París con una beca en 1904 y vivió en Europa un largo período de formación que lo llevó a diferentes lugares como Alemania, Italia, Inglaterra. Durante su estadía en el exterior mantuvo contacto permanente con nuestro país y fue uno de los fundadores de la Asociación de Artistas Argentinos en Europa, en 1917. Cuando regresó a Buenos Aires, en 1927, continuó su tarea como promotor del arte, a través de la creación del Taller Libre con Raquel Forner, Alfredo Bigatti y Pedro Domínguez Neira; la organización del Nuevo Salón que comenzó en 1929 y muchas otras actividades destinadas a la promoción del arte. Hasta el 30 de octubre, en el MALBA, Av. Figueroa Alcorta 3415, Capital Federal
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