En el marco de la exposición Jesús Rafael Soto, Visión en movimiento en Fundación Proa, se llevó a cabo el seminario "El cinetismo y Jesús Rafael Soto" para conocer nuevas lecturas sobre este movimiento y la obra de su precursor. El seminario contó con la participación de Ariel Jiménez, destacado especialista en la obra del artista venezolano; Tatiana Cuevas, co-curadora de la muestra y algunos expertos locales como Hugo Petruschansky, María Cristina Rocca y Cristina Rossi. Conversamos con Ariel Jiménez, curador de una importante colección de arte latinoamericano, la Colección Cisneros. Ariel Jiménez, (Venezuela) estudió Historia del Arte en la Universidad de París-Sorbona. Fue restaurador de obras en talleres importantes de su país, ha trabajado en el departamento de Educación del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas; además dirigió hasta hace quince días, el Museo de Arte Moderno Jesús Soto de Ciudad Bolívar; es curador y asesor de la Colección Patricia Phelps de Cisneros desde 1996.
Arte al Día: En la actualidad la figura del curador ha adquirido una importancia relevante... ¿Cuál es su función? Ariel Jiménez: Curador es la persona que piensa una exposición -en el caso de la actividad expositiva- y en el caso de una colección es quien piensa o ayuda a pensar la estructura de la misma, las relaciones que pueden establecerse entre una obra y otra, entre el conjunto de obras y el público que la visita. Es un camino complejo pero hermoso. Entiendo que un curador es alguien apasionado por el arte. Pensar en el complejo mundo que es una exposición se convierte en un ensayo. No se trata de sólo escoger un grupo de obras para mostrarlas al público sino en todo lo que puede significar. ¿Cuáles obras? ¿Por qué? Pensar qué relaciones se establecen entre las obras en ese pequeño espacio, pensar en el sentido que va a adquirir frente a los distintos públicos específicos.
AaD: ¿Cómo iniciaste tu camino como curador? AJ: Fue totalmente circunstancial, llegué a Venezuela en el 84, después de haber estudiado historia del arte en Francia. Sofía Imber me dio trabajo como guía del Museo donde trabajé dos años. Mas tarde trabajé con Cruz Diez en el Instituto de Caracas y con él dirigí una revista de arte. En ese momento me pidieron que dirigiera un espacio de arte, la Sala Mendoza. Se trataba de un espacio de arte contemporáneo, donde además preparábamos dos muestras didácticas por año, las cuales trabajaba a partir de diferentes colecciones. Trabajé mucho con artistas jóvenes ayudándolos a pensar sus exposiciones. Cada una de ellas era un pequeño ensayo de estudio con el artista y sus obras. En Sala Mendoza tenía absoluta libertad para armar muestras, pensar la programación y también conseguir su financiamiento. ¡El desafío era completo! Fueron siete años y medio de trabajo muy intenso y cada vez más difícil pues ya había comenzado la crisis política en Venezuela; una crisis que siguió en aumento hasta que llegó Chávez. Ahora los museos están bajo el control total del gobierno.
AaD: ¿Cuál fue la muestra que más te gustó hacer? AJ: Una en la que participaron Oscar Machado y Centrocha, dos artistas que se permitieron trasponer sus propios egos y sus obras pudieron dialogar entre ellas con el espacio y el público. Trabajar con los jóvenes es un estímulo y un reto constante. También recuerdo una exposición que realicé con los pequeños cubistas de una colección clásica. Tuve la ocasión de transformar todo el espacio expositivo: muros, techos y pisos; había conseguido los recursos y pude hacer una puesta museística.
AaD: La Colección Cisneros tiene una misión claramente orientada tanto a la educación como a la formación de historiadores de arte y curadores de otros países fuera de Venezuela. Se organizan exposiciones, se ofrecen seminarios, se publican libros. ¿Qué diferencia existe al trabajar como curador allí? AJ: Se trata de una situación totalmente diferente. A partir del momento en que comienzo a trabajar con Patricia Cisneros, en el año 1996, tengo la oportunidad de trabajar con lo latinoamericano y a nivel continental. Esta es una colección en constante crecimiento. La colección de arte moderno y contemporáneo contaba con aproximadamente unas 1350 piezas cuando llegué, hoy estamos cerca de las 2.000. Pero, hay que tener en cuenta que cuando se piensa una exposición en este caso, es a partir de un universo cerrado de obras. Tiene sus retos, sus posibilidades y también sus limitaciones. Hay que tener una estrategia de inserción. La selección de obras de la colección será diferente en San Pablo, Buenos Aires, Chile o Perú; en cada lugar la problemática y las tradiciones plásticas son totalmente diferentes. Desde el 2.000 hacemos dos exposiciones por año, esto ha sido un reto intelectual fabuloso. Acabamos de inaugurar una muestra en el Palacio de Bellas Artes de México y resultó un reto maravilloso contraponer las tradiciones abstractas de América Latina frente al realismo mexicano con sus impactantes murales de Siqueiros, Rivera y Orozco. Un reto significativo y estimulante.
AaD: ¿Qué artistas argentinos están presentes en la Colección? AJ: Básicamente el núcleo histórico del Madí y el Arte Concreto Invención: Kosice, Arden Quin, Lozza, Melé, Maldonado, Hlito y, entre los jóvenes, están Liliana Porter, Jorge Macchi, Eduardo Costa y Beto de Volder.
AaD: Durante el seminario pudimos apreciar tu apasionamiento por la obra de Soto, ¿qué otros artistas te despiertan esa emoción? AJ: Trabajé durante años la obra de Soto en su taller, en profundidad y dicen que conocer algo en profundidad es amarlo. Cruz Diez es otro artista que me interesa. En realidad toda la abstracción geométrica de Venezuela despertó en mí un vital interés. Helio Oiticica es otro artista al que considero mayor. Jorge Macchi es un artista con una gran imaginación y de una gran fineza en la manera de plasmar sus ideas. Lo considero fabuloso.
AaD: Justamente una obra de Jorge Macchi es la imagen de la próxima bienal de San Pablo, ¿qué expectativas tienes con esta bienal? AJ: La bienal de San Pablo es uno de los grandes encuentros latinoamericanos, uno de los más tradicionales y que ha marcado pautas claras de cuál es el camino que sigue el arte contemporáneo de la región. Allí estaremos para verlo.
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