Son conocidas las opiniones de Charles Baudelaire sobre la fotografía; las expresó sin sutilezas en la crítica del Salón de 1859. Allí mostraba su sospecha de que la nueva "maravilla" era una amenaza para la pintura. "Si se permite a la fotografía suplir al arte en alguna de sus funciones -escribió-, bien pronto lo habrá suplantado o corrompido por completo, gracias a la alianza natural que encontrará en la estupidez de la multitud. [...] Es pues preciso que vuelva a su verdadero deber, que es el de servir como criada a las ciencias y a las artes". Sin embargo, Gustave Flaubert, en su Dictionnaire des idées reí§ues, escrito entre 1850 y 1880, denunciaba la banalidad de esa opinión, ya aceptada, según la cual la fotografía "destronará a la pintura". Las opiniones fueron muchas y variadas, pero pocos dudaban de que su "infiltración" fuera una amenaza para todas las "escuelas" de pintura. Lo señaló el crítico Frédéric Henriet al denunciar la similitud que había entre los cuadros de casi todos los expositores del Salón por la procedencia "mecánica" de las imágenes.
Gustav Courbet, un pintor realista, utilizó fotografías como modelos para sus cuadros; también recurrieron a ellas los impresionistas, Edgar Degas nunca lo ocultó. Marcel Duchamp parece haberse valido de una cronofotografía de Étienne Jules Marey para su famoso Desnudo bajando una escalera (1911-1912).
No hay dudas de que la fotografía, en la forma que se la utilizó en el campo de la pintura durante casi un siglo y medio, no provocó la catástrofe anunciada por los críticos. Un medio técnico nuevo no pudo por sí sólo provocar la muerte del arte en su forma histórica, era necesario el ejercicio profundo de la autocrítica, que se inició, entre otros, con Robert Rauschenberg y Andy Warhol.
Fue en 1972, en la Documenta V de Kassel, que tenía como título Cuestionamiento de la realidad: Mundos visuales hoy, cuando se advirtieron en su conjunto las tendencias dominantes en el arte internacional. Lo más importante era la presencia múltiple de la fotografía. Las obras pictóricas de Malcolm Morley, Richard Estes y Gerhard Richter tenían su principal referencia en la fotografía. En la sección titulada Idea estaban, entre otros, los trabajos de Hilla y Bernd Becher. En el apartado Mitologías individuales figuraban Hermann Nitsch, Gunter Brus y Rudolf Schwazkogler. Christian Boltanski presentó 150 Fotografías de la familia D. 1939-1964, para la que utilizó instantáneas, según sus palabras, "de cualquier familia".
La Documenta, por primera vez, consideró a la fotografía como un medio artístico a la par de los otros, no como un documento de prácticas diversas. Pero fue en Pictures, presentada en una galería alternativa de Nueva York, en 1977, cuando se advirtieron otros usos de la fotografía. En su mayor parte, los expositores no trabajaban con imágenes creadas sino "apropiadas" de muy diversas fuentes, como el mundo de la publicidad, de la televisión o de la historia del arte. Era la fotografía después de la fotografía. Sin dudas, fue el abandono del medio artístico "en tanto tal", en otros términos, su corrupción, lo que produjo la ruptura con la modernidad y la apertura hacia la posmodernidad. Como ejemplo están las apropiaciones y las obras "simulacionistas" de Richard Prince, Cindy Sherman y Louise Lawler.
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