Exquisitamente femenina. Así es la obra de Cora Davis. Una obra que atrae por su delicada riqueza visual y nos transporta, sin pedirnos permiso, a un mundo lleno de simbolismos que nos habla de la sensibilidad, del abrigo, de la protección, del secreto trasmitido de generación en generación; del inevitable legado del género.
Formada en la Escuela Nacional de Bellas Artes y discípula de Keneth Kemble y Juan Doffo, esta artista incursiona en las diferentes técnicas y soportes naturalmente y, en todas ellas, deja su particular huella. Aprovecha recursos simples como son los vestidos y las camisas masculinas para, disimuladamente, contarnos historias de las mujeres y los hombres de su vida. Juega con sus nombres: Consuelo- Milagros- Dolores- San Salvador- y, mientras cuenta historias propias, abre ventanas para que el espectador encuentre, en ellas, sus propias historias. Cora Davis no puede escapar de su propia naturaleza, borda una hoja, incluso el pétalo de una flor, en un intento por sanar la Naturaleza y lo registra con su cámara fotográfica, inmortalizándolo. Es su manera femenina de hacernos reflexionar sobre ello. Sobre el mandato que no puede ni quiere evitar. Hasta el 2 de septiembre en Insight Arte, Av. Callao 1777, PB.
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