La luz mala se trata de que aparece una luz como fuego y está siempre en el mismo lado y en algún momento desaparece y aparece y a la vez te puede asustar", la definición está bordado sobre una pequeña tela. Es una de las respuestas a las preguntas que formuló Laura Spivak a un grupo de niños de una escuela de Ayacucho, provincia de Buenos Aries. Spivak borda otros pañuelos con narraciones y dibujos de la "llorona", el "chancho con cadenas", el "cuco", la "luz mala" y otros personajes del imaginario popular que asustan a los niños. De esta forma la artista conserva y transmite por "escrito y bordado" un rico repertorio de tradición oral.
Dominique Breard, Grupo Cartele (Machi Mendieta, Esteban Saimendi, Gastón Silberman), el colectivo Federico González-Ingrid Sinzinger, Patricio Larrambebere, Santiago Poggio, Iliana Reguerio, Anahí Roitman, Gachi Rosati y Carolina Weisz son los artistas que, con Spivak, se reúnen en "sobre textos", la muestra colectiva que la galería Isidro Miranda presenta en su espacio de San Telmo. El eje que aglutina a estos artistas es "el signo lingüístico que invade a las artes visuales ya que como respuesta al sobreestímulo de las imágenes cotidianas los artistas vuelven a la esencia de la palabra para representar la idea", según reza el catálogo. La presencia de la palabra en el arte tiene una muy larga tradición; a lo lejos, recuérdense las filacterias de la pintura medieval (el equivalente del "globito" en la historieta); de cerca, en las corrientes conceptualistas (particularmente las de corte lingüístico) de los setenta, la palabra superaba y anulaba la imagen de las artes visuales para plantear temas y pensamientos complejos, como la recordada y extrema obra de Robert Barry, Pieza telepática, 1969, que consistía en una simple declaración: "Durante la exposición voy a tratar de comunicar telepáticamente una obra de arte, cuya naturaleza es una serie de pensamientos que no son aplicables al lenguaje o a la imagen". "Sobre textos" recupera el placer de la pintura, si exceptuamos las fotografías del grupo Cartele. Sus integrantes acentúan y potencian el carácter documental de la fotografía registrando los absurdos lingüísticos de los carteles públicos, tal como "Gomería abierta las 28 horas", o "si no sabe leer pregunte en boletería". El grupo actúa -más que como autor colectivo- como gestor de las propuestas que reciben del público en general. Justo en el otro extremo de la verdad documental se posiciona el joven platense San (tiago) Poggio, autor de "seudo libros" y "seudo videos". En la sociedad actual la palabra hablada no es tan creíble como la palabra escrita (dicho en otros términos: el escribano reemplazó a la palabra de honor) y Poggio nos hace descreer también de la autoridad del libro. Entre sus títulos se puede consultar "Locademia de mascotas" (con foto de perrito montándose un gatito), y una seudo publicación de una seudo Secretaría General de Pudor y Buenas Costumbres de la República, con el título de "Julieta y Romeo" (portada con penetración vaginal y profiláctico con estampado de corazones). La caballeresca inversión de la obra de Shakespeare -la dama primero, el señor después- no cuaja en el autodenominado "colectivo" Federico González-Ingrid Sinzinger; el dúo presenta un díptico con una pieza de gran tamaño que dice "MAX", y otra con la leyenda "40"; son impresiones del asfalto que el automovilista está acostumbrado a leer desde el auto, las dimensiones de las letras y número cobran dimensiones ciclópeas cuando se cambia la posición a la vertical. La tecnología ha transformado la escritura a tal punto que los dedos se acostumbran más al teclado de la computadora que a la manipulación de una lapicera. Pues bien, Dominique Breard levantó una columna de acrílico transparente donde se acumulan innumerables bollos de papeles escritos a mano; según consta en un texto, cada uno es el registro de una idea, un momento, una instancia personal que permanece en la vida como la cicatriz de una herida. Anahí Rotiman crea objetos a partir de instrumentos de escritura como lápices y pinceles, mientras que Gachi Rosati (ella misma grafóloga) interroga en su pintura la documentación que conforma la identidad de las personas. Iliana Regueiro explora la señalética urbana, mientras Patricio Larrambebere hace lo mismo con la señalética del transporte ferroviario, y Carolina Weisz se interroga sobre el género de las palabras. "Sobre textos" es una muestra notable gestionada por Laura Messing en un espacio histórico recuperado con singular calidad arquitectónica. Hasta el 7 de julio en Isidro Miranda, Estados Unidos 726.
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