Una narración vulnerable
"Lo local precisa ser dicho y porta el peso de su afirmación particular, que nos devuelve a las posibilidades de la acción ética" Kevin Power
Al atisbar la actividad de un mes en la provincia, la aseveración de Kevin Power de que la historia es una narración vulnerable se me hace muy cierta, tanto como que lo que decimos hoy como historia del presente está repleta de interrogaciones sobre el pasado. Y es muy cierto en la muestra de Cristina Bañeros en el ECA, que veo como una recorrida a través de sí misma, de una trayectoria de investigación plástica que comenzara en aquella valiente serie "cómo matar los padres.." a partir de la cual fue ahondando minuciosa, casi obsesivamente, la cuestión de los patrones, moldes, circuitos familiares, estéticos, siguió por los marcos hasta llegar a encontrarse con que las huellas digitales (nuestra marca corporal de identidad) se ampliaban hasta convertirse en un marco cultural de viñedos. Este despliegue (casi una retrospectiva) parece estar poniendo el cierre a una etapa de años de indagaciones de esta artista que no se sustrae a la reflexión teórica.
Y también lo es en el caso de la muestra de José Luis Molina, que en el mismo lugar ocupa la sala central con una pintura desgarradora. Una cita muy visible a Munch, del que reitera el gesto aunque sustrae el color. Una sensación de monocromo (no es totalmente así) va asfixiando al avanzar por el círculo formado por las pinturas de gran formato. Signos de las visitas y revisitas a un pasado -este de un Occidente en que nos empeñamos en ocupar un lugarcito, aunque sea en los márgenes.
Así es que Laura Rudman reinagura en Valparaíso su muestra "Trama Urbana", que ya venía de cosechar aplausos en Santiago de Chile. La artista, muy dinámica y emprendedora no cesa de asumir riesgos y presentar su obra en distintos contextos. Contó con varios apoyos oficiales y empresariales, lo cual la destaca como muy buena gestora. Además hay que decir que su pintura desafía los nuevos cánones (siempre hay algún canon) para mostrarse con una cálida figuración, escenas cotidianas y una impecable factura.
Las tradiciones pictóricas regionales tienen una presencia importante en San Rafael, con la inauguración del pintor y escultor boliviano Ponciano Cárdenas en Fundación Valentín Bianchi, en tanto en el capitalino MMAM se presentó José Bermúdez con la renovación permanente que hace el pintor de una trayectoria de fidelidad a las formas. Registro en el que también encontramos a María Celina Dell'Isola, que abrió su taller al público con pequeños agasajos a núcleos de invitados. Esta modalidad asumió para despedirse de Mendoza por un par de años la no hace tanto censurada Cristina Pérez con una "Barata de arte sin censura", cuyo destino será sufragar gastos de su estadía de estudios con una beca en Buenos Aires. Y si de pequeños espacios hablamos, otra dinámica gestora, la grabadora Marcela Furlani, organiza en su taller clínicas y cursos, abriendo el abanico de posibilidades de exhibición y actualización, con invitados notables y una gran imaginación. Mucho queda afuera en esta pequeñísima historia local, que se configura a lo largo de años y que va reseñando acciones donde tanto el pasado como el presente se convierten en lugares de tránsito temporal. Sin duda, una narración vulnerable.
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