Una serie de retratos de Federico Klemm, realizadas por reconocidos artistas plásticos y fotógrafos en un intento por describir su particular personalidad, acompañan esta exposición de artistas seleccionados en este esperado premio que este año contó con 600 postulantes.
Gracias a la generosidad de Federico Klemm, los premios que lo honran y que él instauró en vida gozan de buena salud. Así, la Fundación Klemm en coordinación con la Academia Nacional de Bellas Artes inauguró, con una treintena de artistas y un jurado muy heterogéneo, la novena edición del Premio Klemm a las Artes Visuales. Para otro momento, queda la discusión de para qué y a quién sirven los premios.
Por de pronto le sirven a los premiados, Lucio Dorr (1º Premio), María Ester Joao (2º Premio) y Guillermo Srodek Hart (mención), cuyas obras se exhiben en la galería Klemm junto a las de los otros seleccionados. Sin grandes sorpresas, se muestran los trabajos de los ya reconocidos artistas Hernán Marina, Mónica Van Asperen, Leonel Luna, Ananké Asseff, Rosalía Maguid, Benito Laren, Tomás Espina, Eduardo Gil, Rosana Schoijett (con sus excelentes fotografías de sus colegas de la Beca Kuitca-Rojas), Lux Lindner, Eric Martinet, Ignacio Iasparra, Bobby Lightowler, Tatiana Parcero y Nicolás Trombetta, entre otros.
Dorr (Buenos Aires, 1969) se luce con su instalación "Composición contraformal o cómo convertir el vacío en ornato" de diez piezas de vidrio pintadas de negro sobre pared, de dos por dos metros. Son unas abstracciones bellas y brillantes. Al margen de las intenciones del artista, son "contraformas/vacíos" que quizá, en estos tiempos donde se está dirimiendo la batalla por la memoria y la historia reciente de la Argentina (a veces con presupuestos equivocados), pueden ser vistas como indagando acerca de las presencias y de las ausencias de las personas, del debate sincero, de la verdad.
El trabajo de Joao (Buenos Aires, 1944), "El lugar de las sombras 10", curiosamente también se ocupa de plenos y oquedades. Con su acostumbrado oficio, la artista ahora presenta una "película de poliestireno calada" que alberga geometrías, resplandores y oscuridades.
Por su parte, la fotografía de Srodek Hart (Buenos Aires, 1977), "Tilo/Gauchito Gil", presenta la últimamente muy popular (entre algunos jóvenes artistas) imaginería del Gauchito Gil. En esta pieza, al reparo de un generoso tilo se ve un altar celebrando al milagrero nacido alrededor de 1847 con el nombre de Antonio Gil Núñez, en Corrientes. La leyenda cuenta que fue arbitrariamente ajusticiado y que antes de morir dijo que si su sangre llegaba a Dios "iba a volver en favores para su pueblo". Entre otros trabajos de gran interés se encuentran "Beso negro", dibujo de grafito sobre grafito, de Nuna Mangiante (Córdoba, 1962) y "Sin título" de Marcela Astorga (Mendoza, 1965). Aunque hace rato que Astorga se sirve del cuero vacuno -curtido, crudo, elaborado, tallado- para sus obras, la artista vuelve a sorprender con el potente giro que le otorga al material. Desde la pared, un cuero entero de vaca parece tener vida propia y querer descolgarse para ¿cobijar o amenazar? al espectador. Hasta el 5 de mayo en Fundación Klemm, M.T. de Alvear 626.
|
|