Los caminos del sentido
Las imágenes trizadas de la imaginería actual pueden hoy funcionar como indicios reveladores. Ticio Escobar
Reveladores de qué? Uno de los "tal vez" es el de esa necesaria reposición de tejidos sociales deshilachados luego de los duros procesos postdictatoriales en este nuestro Cono Sur que presupone -según el brillante crítico paraguayo con quien acuerdo plenamente- la capacidad de imaginar propuestas colectivas capaces de conciliar demandas distintas y afirmar posiciones plurales.
En este sentido, las formas acudieron al llamado de la memoria y a 30 años del inicio de la última dictadura militar, multiplicidad de acciones artísticas se dedicaron a recordar y reflexionar sobre el infausto día en que el terror de estado se abatió sobre nuestra sociedad. La pasión renació al evocar la herida compartida con tantos países vecinos signados igualmente por la miseria, la injusticia, la corrupción y la violación de los derechos humanos. Así lo manifiestan las fotografías de Rostros de América de Eduardo Dolengiewich, que a través de sus retratos de mujeres y niños latinoamericanos muestra un contexto marcado por la represión y la pobreza extrema. Esta muestra en el hall de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo hace aparecer un nuevo actor en la escena cultural. Esta casa de estudios acaba de integrarse -con el curso de Gestión Cultural dictado por Andrés Morte y la participación en la escena audiovisual en la performance generada en un workshop. Actores y comunicadores intervinieron en la puesta de 5&Collage y Bastarda, con guiones y dirección del prestigioso autor-director-gestor catalán asistido por Mariano Aranciva Radón. La fotografía de Diego Campóo recepciona mediante una estética documentalista el triple efecto que a nivel de imagen se gestara en el ECA entre actores, proyección y público.
Arte y Dignidad, fue el nombre de la muestra con que Oscar Zalazar, crítico, docente e investigador, se estrena como curador. Se realizó en la sala de la Subsecretaría de Cultura, (que paradójicamente porta el nombre de un colaborador de la dictadura). La exposición reúne a jóvenes artistas preocupados por una experiencia que no vivieron pero que toca su presente y su futuro. Sin golpes bajos ni estridencias efectistas, el curador y el expógrafo Sergio Rosas resuelven el tema hallando en la dignidad el núcleo integrador y en estas manifestaciones de artistas latinoamericanos contemporáneos la "herramienta privilegiada para hacernos ver". Pero si de memoria hablamos el catálogo realizado desde el organismo oficial no hace justicia a los artistas ya que muestra en un collage sus obras, pero no sus nombres, desperdiciando la posibilidad de inscripción de un hecho artístico memorable. En tanto en San Rafael, al sur de la provincia, inauguró el Atelier del Valle, un emprendimiento cultural de la Fundación ARYTUCA, presidida por Roberto Órdenes. Desde el edificio al catálogo, pasando por las acciones inaugurales, la voluntad de visibilidad es notable. Hablo en primer lugar del edificio -proyectado por la arquitecta Marina Llorente- porque merece un encendido aplauso: su mímesis con el entorno, el uso de los materiales de la zona, cada detalle habla del respeto por la naturaleza y las diferencias humanas. El impecable catálogo diseñado por María Cantera distribuye el espacio con solvencia y exquisitez, congrega distintas voces y pone de relieve la generación de territorialidad tan distintiva del sur. Esta inauguración homenajea a cinco maestros: José Bermudez, Humberto Carribero, Luis Quesada, Ángel Pérez Vega y Omar Reina. El título de "maestros" es un reconocimiento realmente sentido de la tierra que los vio nacer y dar sus primeros pasos en el arte. Estos cinco artistas sureños representan una época de utopías, de proyectualidades, de ambiciones comunitarias que se plasmaron en el Club del Grabado de mediados del siglo XX, en la Plaza de los Artistas... Utopías posibles, realizadas al calor de la amistad y los sueños y de férreas voluntades, como las de los Pintores Sin Manos que realizaron travesías -desde el Chaco, Mirta Rosa Paz; desde Río Negro, Nino Villagrán y desde Buenos Aires, Antonella Semaan, casi una niña- para acompañar el logro de su par Roberto Órdenes en este triunfo de una ética de la solidaridad. Y es justicia reconocer el esfuerzo de María del Carmen Márquez y de Ana María Riba, en la expografía y la gestión general de Laura Mur, denodada e impecable. Indicios reveladores, suturas a un tejido deshilachado, capacidad de imaginar otro presente y otros futuros.
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