El Centro Cultural de España de Buenos Aires inaugura su temporada de exposiciones con una muestra de videos españoles, instalados en la sala principal de su sede de la calle Florida. Un montaje muy ajustado permite apreciar con comodidad la obra de cinco artistas y un colectivo, representantes de la producción electrónica más interesante de aquel país.
Los creadores incluidos en la exhibición pertenecen al circuito de las galerías comerciales. Sus piezas eluden en general la narración, y prefieren la observación reposada de situaciones simples, desplegadas frente a la lente de la cámara en tiempos más bien breves. Esto les facilita el manejo de su presentación en el espacio permitiendo que el público pueda verlos aun en la ausencia de asientos -como suele suceder en las grandes muestras colectivas donde tal comodidad suele estar ausente- aunque aquí, acertadamente, ese detalle ha sido salvado.
La mayoría de las piezas recurren a la performance o a la puesta en escena, dos de las propuestas más frecuentes en el circuito del video arte internacional. Sólo el grupo de artistas El Perro incursiona en el comentario social; su pieza, curiosamente, ha sido producida en cine y no en video, aunque se exhibe en este último formato.
La muestra cuenta con figuras de renombre, como Jordi Colomer, Dora García o Mabel Palacín. Son artistas pertenecientes a una generación intermedia, que en algunos casos han comenzado en otras áreas artísticas y se han volcado lentamente a la producción en el medio electrónico, siguiendo una tendencia bastante común en los autores de su edad.
Jordi Colomer tiene formación en arquitectura. Sus videos exploran las características de los espacios donde son realizados con particular agudeza. Sus intervenciones en ámbitos públicos han dado origen también a piezas de video, donde la relación entre edificios, personas e imagen videográfica es el resultado de una orquestación y una coreografía muy precisa. La obra exhibida en el CCEBA, sin embargo, ausculta un espacio de encierro. En él, un curioso personaje, inadaptado a las leyes del lugar, termina desarticulándolo y destruyéndolo.
La obra de Dora García oscila dentro de una ambigüedad muy sutil. En su video La Lección Respiratoria, la relación entre una profesora y su alumna va de la enseñanza a la sumisión de manera casi inadvertida. Con sólo dos personajes y una situación muy simple, García propone una reflexión sobre el poder y las relaciones humanas a través de una metáfora, la respiración, que posicionan tales conflictos en el seno de la vida misma.
Un/balanced, el video con que se introduce la obra de Mabel Palacín, es por demás una excelente presentación. En él, un grupo de personas cambia repentinamente la dirección de su mirada, dirigiendo nuestra atención hacia un evento fuera de campo del que jamás obtenemos precisiones. El estado de incertidumbre que transmite encuentra un paliativo en el ritmo y armonía de las imágenes. Entre la duda y el contrapunto rítmico, la pieza se desliza suavemente incentivando nuestra mirada y curiosidad. A su lado, Mireya Masó confronta las imágenes de un avión en vuelo y un pavo real, destacando percepciones y movimientos; Jaime Pitarch libra una batalla entre soldados de plástico y pochoclos dentro de un microondas; y el colectivo El Perro propone un pasaje a la acción desde una perspectiva netamente política. Todos ellos representan, en alguna medida, un sector del arte contemporáneo español que hace sentir su presencia con fuerza creciente en las grandes exposiciones internacionales; una producción que amplía nuestra cercanía al núcleo vital del arte ibérico. Hasta el 5 de mayo en el Centro Cultural de España, Florida 943.
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