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Pierre Menard escribió El Quijote, palabra por palabra, línea por línea. Pero no es igual al de Miguel de Cervantes, dice Jorge Luis Borges: "El estilo arcaizante de Menard -extranjero al fin- adolece de alguna afectación. No así el del precursor, que maneja con desenfado el español corriente de su época". |
Pierre Menard escribió El Quijote, palabra por palabra, línea por línea. Pero no es igual al de Miguel de Cervantes, dice Jorge Luis Borges: "El estilo arcaizante de Menard -extranjero al fin- adolece de alguna afectación. No así el del precursor, que maneja con desenfado el español corriente de su época". La ficción borgeana es retomada por Fabio Kacero que presenta su obra: Fabio Kacero, autor del Jorge Luis Borges, autor del Pierre Menard, autor del Quijote. La acción de Kacero retoma las actitudes apropiacionistas derivadas del conceptualismo; entre los más conocidos: Mark Bidlo que "rehizo" obras de Julian Schnabel, Pablo Picasso y Brancusi -entre otros-; Elaine Sturtevant que ya en 1965 hizo lo mismo con artistas del pop art; Sherrie Levine que copió y firmó como suyas fotografías de Edward Weston, Walker Evans y Alexander Rodchenko; y en la escena local Margarita Paksa que a principios de los 90 se apropió de la flores de Georgia O´Keefe y de Roy Lichtenstein (que a la vez se apropió de Walt Disney). Kacero se basa en un cuento de Borges, Pierre Menard, autor del Quijote (el texto mismo es un ensayo sobre la imposibilidad de mirar dos veces con el mismo ojo, como el Panta Rei de Heráclito) y copia él mismo las palabras y los renglones imitando la caligrafía y hasta las enmendaduras del escritor. En esas páginas desplegadas sobre una mesa hay implícitas varias cuestiones; una de ellas es la desaparición de autor, la progresión Cervantes-Menard-Borges-Kacero se puede multiplicar al infinito (mañana puede aparecer alguien reescribiendo lo que escribió Kacero) y casi ni importa quien lo vuelve a copiar, sólo vale el gesto. Otra de las cuestiones es la paradoja de la apropiación: la copia (de Borges) se convierte en un original (de Kacero), la obra del pasado se convierte en obra de hoy. También se plantean cuestiones como: ¿es necesario ser original? Respuesta difícil si consideramos que la nuestra es una cultura de la copia: desde la humilde fotocopia, pasando por cassettes, videocassettes, DVD, MP3, y hasta un ser vivo clonado, todo es pasible de ser multiplicado al infinito y no hay copyright que lo frene. La abundancia y disponibilidad de material en Internet hace muy difícil rastrear y llegar al "original". Asimismo, Kacero rompe con los dos ejes espacio-temporales de una muestra de arte: su obra se exhibe en un lugar atípico de la galería, el recinto destinado a los almuerzos de su directora y su personal; por otro lado la muestra sucederá fragmentariamente a lo largo de todo el año, es decir que habrá una comprensión total de la obra no cuando se visite el lugar, sino cuando transcurra el tiempo, un año. Hasta el 6 de mayo en Ruth Benzacar, Florida 1000 |