Nota publicada online
Ciudadana del mundo -padre diplomático y madre historiadora y antropóloga-, se relacionó con las grandes obras del arte europeo, latinoamericano y oriental. Estudió Letras e Historia del arte.
Formada Con Marta de Llamas, Silvina Cardozo, Víctor Chab y Kenneth Kemble, desde los años 80 trabaja en distintos repertorios simbólicos.
María Silvia Corcuera acaba de ganar el Yvi, un reconocimiento internacional muy importante, que otorga un grupo de universidades de EEUU, que estudia el cuerpo de obra de un artista y lo premia con la edición de un libro.
Un cuerpo de obra que generalmente se centra en los objetos y sobre todo en aquellos que tienen historia. Es conceptual y objetual. Lo antropológico, etnográfico, lo popular e identitario están siempre presente; se trata de una obra que tiene memoria cultural.
Cada una de sus series las trabaja investigando con. Antropólogos e historiadores. Sus referentes son Paul Klee, Torres García y Cúnsolo.
Durante la entrevista, hablamos de su infancia, que transcurrió en Roma y Lima, Perú. El contacto directo con ambos mundos despertó su interes en el encuentro entre culturas: la cultura viva. Sus recuerdos tienen que ver con cuando acompañaba a sus padres a diferentes zonas arqueológicas. su madre, Ruth se dedicaba en ese entonces a investigar asentamientos del paleolítico.
Su primera muestra, en 1986, fue de acuarelas, influenciada por Guillermo Roux, en la Galería Baron de Buenos Aires,. “Una obra a orgánica y viceral pero me di cuenta que no era lo mío”.
Buscando su propia voz y, a partir de una infancia llena de recuerdos, dio a luz la serie de los juguetes.
Una temática emblemática en su obra es la serie de los peinetones.
¿Por qué los peinetones?
“Hablo de lo que conozco: El peinetón es un objeto popular que refleja la desmesura porteña. Esa desmesura nos identifica a los argentinos, yo también me siento una desmesurada. Los argentinos nos sentimos, como dijo un ex presidente, “condenados al éxito”… ¡creo que esta frase nos define tanto!… es como un paradigma de nuestro pensamiento. Por un lado, condenados… pero por otro lado, exitosos… Somos una sociedad que no se reconoce a sí misma, que se esconde en la apariencia y no quiere aceptarse como es en realidad. Una sociedad que no se ve ridícula, pero que lo es, como aquellas mujeres del siglo pasado con sus peinetones enormes. Hay algo feroz en no reconocerse y seguir en la misma tesitura… pero al mismo tiempo esa ingenuidad te da ternura, aun cuando sea un disparate. No nos hacemos cargo de lo que somos, aunque llevemos esta contradicción en la cabeza. No lo vemos, no lo queremos ver.”
María Silvia Corcuera es una artista curiosa, con actitud lúdica que, sin embargo, habla de lo que le duele.
Dones, randas y cascabeles:
María Silvia utiliza cascabeles (elemento traído por los españoles a América Latina en 1600 y que tiene su origen en el medioevo). Cascabeles que hoy siguen vivos en los trajes populares y los contrapone a la idea de las palabras utilizadas en poemas argentinos, y llama a la serie ‘’Dones" en honor al poema de Jorge Luis Borges.
Memorias de una extraviada global:
Una serie que nació a su vuelta de China y el gran impacto que esta cultura le produjo. La conmovió la falta de humanidady, sobre todo, la falta de respeto por la individualidad.
¿Con qué material te sentís más cómoda? Con el papel Innumerables papeles de seda conforman las alas de ángeles de agudas plumas, representando las víctimas de Cromañón.
Su muestra mas reciente, La dote argentia, son la “joyas” que integran una dote y habla de aquello qué les vamos a dejar a nuestros hijos.
Pone el tapete el tema del trabajo, un tema que sacude a nuestro país y al mundo. La inestabilidad que conlleva este momento de transición con el cambio de paradigma y ahora por la pandemia. La obra es un espejo central rodeado por pequeñas estampas de San Cayetano. Una imagen atravesada por líneas rojas a modo de tajos y heridas sangrantes.
Nunca deja de lado su punzante humor: como en el collar realizado con una media de nylon y una cinta argentina, alajado con metal cortante y agarrado con pequeños broches de colgar la ropa. Toda una metáfora de nuestra Argentina que duele.
María Silvia Corcuera es una aguda observadora, crítica pero también lúdica; popular y contemporánea.
Asume a pleno su responsabilidad de artista e invita a reflexionar sobre nuestra realidad y a no perdernos en la insensibilidad reinante.
Aquí una entrevista que vale la pena ver y escuchar: