Nota publicada online
Marcela López Sastre es Directora del Museo de Bellas Artes de Salta. Con dieciséis años viaja de Salta a New York donde termina el secundario especializándose en artes plásticas y danza contemporánea. A su regreso se radica en Córdoba para continuar sus estudios en la entonces Escuela Figueroa Alcorta (actual UPC) y Comunicación Social en la Universidad Nacional de Córdoba, termina la segunda carrera con una tesis de grado dedicada a la fotografía cordobesa de los años ´90.
Por su compromiso indestructible en nuestro propia historia del arte en pos de visualizar identidad local, desde Arte Online la convocamos para escuchar sus estrategias frente a este momento tan particular que vivimos y, también, para el día después, cuando volvamos a cierta “normalidad”.
Desde tu gestión ¿En esta línea, estás pensando en nuevas modalidades?
- Me cuesta dar respuestas concretas, todo va cambiando día a día y creo que ese es el primer cambio ya que venía trabajando con planificaciones anuales que intentaba respetar a rajatabla, hemos dado de baja la programación 2020 pero hemos logrado replantear el guión de la Colección aprovechando la situación para consolidar el perfil del Museo. Durante las Vanguardias Europeas se generó una fuerte resonancia de estas en Latino América. Muchos artistas Argentinos del Siglo XX se formaron en Europa con los artistas de Vanguardia; algunos siguieron sus manifiestos, otros los resignificaron a partir de nuestras realidades, ajenas a la guerra, pero atravesadas por nuestras propias batallas. Otros artistas se apartaron de estos relatos foráneos y en vez de viajar a Europa empezaron a descubrir el interior del país, buceando en la realidad más profunda de nuestra propia geografía. El Norte del país tiene la riqueza histórica de las culturas andinas y chaqueñas, comunidades originarias, anteriores al relato europeo del arte y de la vida. Algunos artistas encontraron el camino para develar allí nuevos relatos, caminando sobre las huellas de culturas antiquísimas que el relato eurocéntrico empaño de alguna manera. Estos son los artistas que nos permiten escribir nuestra propia historia del arte, sus acercamientos a nuestra propia visión del mundo nos dan pie para ahondar en un relato del arte que supere la concepción europea de bellas artes, tan arraigada en nuestra formación académica, y nos permita repensar que dejó afuera esta definición de lo bello tan ajena a nuestra propia belleza. Siguiendo a estos artistas el MBAS busca consolidar una Colección que represente nuestra propia concepción del arte y defina nuestra idea de belleza que tiene alma de barro, chaguar, lana y minerales que hacen a nuestra memoria.
¿Qué estrategias estás pensando para adelante para el museo? -Cómo mantener el nexo con la comunidad y los artistas-
- El Museo de Bellas Artes de Salta cumple 90 años atravesado por una pandemia que nos ha obligado a cambiar, haciéndonos repensar nuestro lugar dentro de la comunidad. Hemos dado de baja todo lo planeado para esta fecha tan especial pero como siempre las contingencias nos enseñan a mirar de cerca lo que la vorágine del día a día no nos deja pensar. La pandemia nos ha permitido sacar nuestro Patrimonio, revisitarlo detenidamente y como un mensaje oculto se ha develado nuestro lugar en la comunidad que con sus aportes hace posible que esta institución lleve casi un siglo construyendo relatos, recuperando historia, coleccionando a nuestros artistas y a aquellos que nos dan identidad particular.
La idea de arte situado me parece muy acorde a esta revisión de lo que venimos planteando a nuestra comunidad, creo que re definir el perfil orientándolo a una historiografía local ya propone un nuevo vínculo con los salteños y los visitantes, que cuando vuelvan a elegirnos como destino turístico encuentren un guion que no puedan ver en otro lugar. Obviamente todo esto se debe fortalecer en las redes como una herramienta ya inevitable del funcionamiento vital del Museo.
¿Cómo crees que se debería mantener “visible” al Museo?
- Mas allá de las debilidades que debemos asumir y mejorar como institución para poder llegar a la gente en esta situación, la pandemia nos recuerda el sentido real de lo que vale la pena. Nuestro Museo, de todos los salteños, debe albergar el relato de nuestra historia del arte: escrita por nosotros mismos y nuestros visitantes, construyendo entre toda nuestra identidad, asumiendo nuestra diversidad y nuestras singularidades. La visibilidad la buscaremos desde la singularidad, generando una colección y un relato local que nos permita a nivel virtual cierta impronta que nos destaque del resto.
¿Qué cambios crees que se vienen para cuando podamos re-inventar nuevas formas de encontrarnos?
- Creo que debemos funcionar como archivo y generador de relatos, contenidos que sirvan a nivel pedagógico; generando redes con las escuelas que también han evidenciando la necesidad de este tipo de contenidos. Fortalecer los vínculos con ciertas instituciones que hagan de públicos fijos del Museo, como las universidades, escuelas, centros comunitarios, etc.
Y lógicamente fortalecer nuestra oferta virtual de contenidos sobre la colección, las posibilidades del Museo como espacio desde donde reflexionar estas situaciones, espacios de diálogo que superen la saturación de los medios masivos y permitan filtrar la información. Proponer espacios y muestras, contenidos y producciones que hagan del Museo un lugar para pensar la sociedad y la actualidad, con la creatividad y la sensibilidad de los artistas que han atravesado estas situaciones y nos ponen una línea de tiempo que permite salirnos de un presente que pareciera inmodificable.