Nota publicada online
Del 19 de mayo al 7 de julio, se exhibe la obra de estos dos artistas. Sus propuestas, si bien antagónicas en lo formal, generan un diálogo de opuestos que fluye en el recorrido curatorial.
por Melina Ruiz Natali
El color que cayó del cielo es un cuento del escritor estadounidense Howard Phillips Lovecraft, que funcionó como hilo conductor en la obra más reciente del artista Hernán Salamanco. En la serie de paisajes que se exhiben en la galería Schlifka Molina, subyace la historia que narra los extraños acontecimientos que suceden en el pueblo de Arkham, luego de la caída de un meteorito. En el cuento de Lovecraft, las anomalías en las cosechas, la conducta de los animales y el movimiento de los árboles tiene como denominador común la presencia de un color ajeno al ojo humano; extraterrestre y siniestro.
En los paisajes de Salamanco, predomina este halo misterioso de un color que invade la tierra. Algunas obras más apocalípticas y otras más románticas, todas realizadas en una técnica recurrente en Salamanco: el esmalte sobre chapa de carteles en desuso. El esmalte, genera una textura y un brillo que luego se asientan en la obra creando un juego con el azar. Por momentos una imagen narrativa, construida con meditación, y luego espacios en los que emerge un aparente descuido, el desborde del meteorito y, el material decide ciertas chorreaduras y combinaciones.
En contraposición con el cuento del color extraterrestre que implosiona en la Tierra, aparecen las obras de Mariano Vilela. Otro artista, de la misma generación que Salamanco, con una propuesta prácticamente opuesta. Ante el color y el azar, Vilela presenta sus obras en polvo de grafito y con un detallismo extremo, nada está fuera de sus manos. En obras de pequeño y mediano formato, Vilela toma obras de la historia del arte y las re-escribe desde su trazo minimalista. Las obras expuestas,– en cuyos marcos emplea la misma minuciosidad que en los papeles-, traen citas a artistas como Otto Dix, Kirchner, Picasso o los dibujos abstractos que remiten al constructivismo ruso. Las copias de excesivo detalle, resignifican la obra desde el material, lo monocromático, el desplazamiento de época y de público.
De esta forma, y bajo el planteo de la galería de insertar artistas jóvenes con una obra sólida, Vilela y Salamanco, se oponen y se atraen. El azar y lo meditado, el color y su ausencia, y el orden con el desorden, crean, por oposición, un equilibrio visual que dialoga en la muestra.
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Mas info
Desde el 19 de mayo hasta el 7 de julio
Mariano Vilela y Hernán Salamanco en Schlifka | Molina Arte Contemporáneo
Gorriti 4829
Tel: 4 831 6771
Martes a viernes de 13 a 19
Sábados de 13 a 17