Nota publicada online
Diego Bianchi resultó el ganador de la primera edición del Premio Azcuy 2019, organizado por el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y el Estudio Azcuy, con “Mutanti” una obra inédita que permanecerá en exhibición permanente en la torre DONNA Terra, desarrollada por Azcuy en el barrio de Caballito. A pocos días del cierre de la edición 2020, lo convocamos para conocer de cerca su proceso creativo e inspirar a los nuevos participantes.
Su formación como diseñador gráfico le enseñó a ver y a generar imágenes. Para Diego Bianchi fue muy importante su paso por la clínica de obra de Pablo Siquier y mas tarde por la Beca Kuitca y el Rojas. En este tiempo no tenía una imagen definida: “no tenía saberes sino intensiones e ideas”.
Su primera muestra fue en el 2004 en Galería Sendros, “Estática”, parecía que los elementos se habían activado por sí solos, había como una limpieza en si misma provocando un desborde de “Cif” en el piso que se entendía como un dibujo. Ese mismo año presentó en Belleza y Felicidad “Daños”, un tornado de sillas y otros objetos que giraba alrededor de la columna central de la galería. “Siempre son los objetos los que cobran vida. La idea es el motor pero luego no la defiendo; me monto a lo que surge.”
Sus obsesiones son el orden, el caos, pensar sobre la representación, la vida en la ciudad, en nuestra Buenos Aires. La relación que tenemos con la libertad; cómo era y cómo es ahora: “a veces tenemos la sensación de que somos mas libres y evolucionados, sin embargo, hay cosas que se van perdiendo. También tengo una relación ambigua con la inspiración; la inspiración no es sólo lo que me gusta sino aquello con lo que tengo desacuerdos. Para mi es vital oponerme a lo disruptivo.”
“Mutanti” es una pieza escultórica que consta de tres partes y busca desarrollar una relación entre tiempo, paisaje y habitantes. En este caso surgió por el deseo de crear una obra que permita reconectarnos con la observación de la naturaleza. Esta escultura tiene múltiples accesos y puertas rebatibles y es un receptor de desechos orgánicos de los habitantes de la torre para generar compost, transformando así residuos en recursos para la enmienda del suelo. Necesita, por lo tanto, ser apropiada por los habitantes del edificio y por quienes participen de su mantenimiento y mantenerse activo como sistema.
“Las pautas fueron llevando a las ideas. Presenté un proyecto abierto que hoy está en pleno proceso de construcción. El material es acero inoxidable y me gusta su aspecto futurista.
El Premio Azcuy me permitió pensar a otra escala, pensar en el desarrollo temporal de la obra y cómo va a evolucionar. Me dio mucha satisfacción el sólo hecho de pensar en una obra casi utópica, que fuera funcional, que reciba residuos y los reconvierta en tierra fértil; que a la vez sea estéticamente agradable, atractiva y a la vez intrigante.
A los nuevos postulantes les diría que observen la necesidad del entorno para resolverla con la propia práctica artística. Creo que es muy interesante que se planteen situaciones en que se convoque a artistas a involucrarse con la ciudad y que hagan que la gente se comprometa, para que el arte pueda estar en relación con el habitante cotidiano, con el ir y venir de la ciudad y se genere una transformación del pensamiento. Creo que es muy bueno pedir soluciones a los artistas; invitarlos a pensar en soluciones para el lugar que habitamos, en este caso Buenos Aires.”
Es importante remarcar que esta iniciativa contó con un importante apoyo profesional- de los curadores del Museo Moderno y de los arquitectos del Estudio Azcuy- durante el desarrollo de los proyectos, lo cual generó condiciones únicas para que los artistas desplieguen sus ideas, al más alto nivel profesional.
En estos días finaliza la presentación de proyectos para la nueva edición del concurso, que seleccionará una obra inédita para ser emplazada enDONNA Acqua, el nuevo edificio residencial desarrollado por Azcuy. El ganador será premiado con un monto de $800.000, además de la producción de la obra.
¡Bienvenidos!