El centro cultural, resultado de una inversión de 14 millones de dólares, cuenta con una superficie de 4000 m2 y funciona en la antigua sala de máquinas del emblemático edificio Los Molinos. Se trata del sueño hecho realidad del empresario Alan Faena y una pieza clave en la consolidación de su proyecto de Art District.

Pensado como un espacio abierto a la experimentación artística y a la investigación interdisciplinaria, para la propuesta inaugural fue convocado Ernesto Neto, que con sus obras invita a vivir el arte como una experiencia que estimula todos los sentidos. En esa línea y en sintonía con el espíritu del nuevo espacio, la obra site specific desarrollada por el artista, con curaduría de Jessica Morgan, de la Tate Modern de Londres, consiste en una inmensa instalación escultórica de textura blanda y apariencia líquida que se despliega en la monumental superficie de la sala Molinos y suspendida desde el imponente techo que llega a los 10 metros de altura.

Al ingresar a la sala de paredes blanquísimas y aspecto clásico, con pisos de mármol y enormes ventanales que llenan el espacio de una claridad diáfana, es inevitable experimentar el asombro al ver la curiosa arquitectura escultórica ideada por Neto, que contrasta por su colorido y textura, con el entorno que la alberga. Pero la experiencia no se reduce a “mirar”, el siguiente paso es quitarse los zapatos y “penetrar” la estructura, como introducirse en el interior de un ser orgánico, un inmenso animal o una selva fantástica que el visitante puede recorrer caprichosamente como si estuviera inmerso en un laberinto suspendido en el aire.

Y es que con Hipercultura locura en el vértigo del mundo, que así se llama esta obra, Neto propone “suspender a la gente en un estado de contemplación y crear un espacio de fantasía y libertad, una suerte de burbuja existencial en la que todos somos iguales y la cultura no nos separa”, señaló entusiasmado el artista durante la inauguración. Al recorrer esos túneles calados, el visitante camina sobre cientos de pequeñas pelotitas que actúan como soporte contenidas en el entramado de crochet, de modo que la sensación de desequilibrio es inevitable. “Y es que la inestabilidad es parte de la vida”, dice el artista que asegura que la obra invita a “balancearse, reírse y divertirse” para dejar de lado toda solemnidad.

El desafío esta planteado: hasta fines de noviembre habrá tiempo para quitarse los zapatos y adentrarse en la lúdica instalación de Neto o participar de las múltiples actividades educativas que propone el flamante centro cultural.

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Info
Hasta fines de noviembre
Faena Arts Center, Bvd. Azucena Villaflor 400,
Puerto Madero, Buenos Aires