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Del 8 al 24 de octubre, la muestra internacional ¡Afuera! Arte en Espacios Públicos, propuso hacer de la ciudad de Córdoba soporte y escenario de intervenciones artísticas y muestras contemporáneas abiertas a todo público, que invitaron al diálogo y la participación activa de sus habitantes y visitantes
El espectáculo de los globos aerosolares de Tomás Saraceno elevándose en el aire, en la Ciudad Universitaria; un paseo matutino por un terreno baldío, devenido en un insólito paisaje agreste en pleno centro de Córdoba y abierto al público por iniciativa de la artista española Lara Almarcegui; un exótico banquete de asado con condimento thai para 250 comensales y preparado por el artista tailandés Rikrit Tiravanija en un camping cerca del Chateau Carrera; fueron sólo algunas de las escalas propuestas en un recorrido artístico que abrió la jornada inaugural de la primera edición del proyecto ¡Afuera! Arte en Espacios Públicos, que el Centro Cultural de España en Córdoba organizó del 8 al 24 de octubre, en diferentes espacios públicos de la ciudad.
Con la nostálgica resonancia y la referencia explícita a las bienales de arte organizadas por las industrias Kaiser en la década del 60 como antecedente, el proyecto ¡Afuera! se planteó con el objetivo de posicionar a la ciudad de Córdoba como territorio de acción, encuentro e intercambio, con el arte contemporáneo como nexo. “La idea es infiltrarse en el ritmo urbano de la ciudad a través de la mirada, la práctica y la producción de artistas contemporáneos que están habituados a tener una mirada sobre lo urbano y a plantear ciertas preguntas, reflexiones y conflictos sobre lo social”, explicó Rodrigo Alonso, curador del proyecto, junto a Gerardo Mosquera.
¡Afuera! se articuló en cuatro capítulos: un conjunto de intervenciones urbanas a cargo de ocho artistas internacionales; una serie de cuatro proyectos vinculados a aspectos sociales y culturales, realizados por artistas que participaron de un programa de residencias en Córdoba; una muestra en el Panal, edificio emblemático de la ciudad que estuvo durante muchos años abandonado; y un foro de teóricos internacionales, entre los que estuvo presente Toni Puig Picart, abriendo el ciclo de conferencias.
Heterogénea, cosmopolita y provocadora, la agenda de actividades pensadas por los artistas invitados fue recibida con entusiasmo y curiosidad por el público especializado y los transeúntes habituales. No hubo inhibiciones para expresar risas, enojos y sorpresas, a la hora de ver instalada una insólita estatua ecuestre de un caudillo, extremadamente parecido a Chávez, en la plaza de la Independencia, obra del español Fernando Sánchez Castillo. Igualmente activa fue la participación a la hora de votar por uno de los cinco edificios propuestos para la demolición, por el artista mexicano Gustavo Artigas- finalmente resultó seleccionada la Torre Ángela- y como continuación del proyecto, se presentará una carta a las autoridades con la petición colectiva.
A los proyectos mencionaron se sumaron los de Aníbal López, de Guatemala, Christian Jankowski, de Alemania y Lucas Di Pascuale, de Córdoba, el único artista local en esta sección del proyecto, que con su convocatoria “El Ciudadano”, presentó una tarima rodante con micrófonos, que realizó recorridos por el centro de la ciudad, con escalas en ciertos puntos para que la gante se expresara, hiciera lecturas, distribución de textos, presentaciones de música y canto.
Un panal de ideas
Ubicado en la peatonal Rivera Indarte, en pleno centro de Córdoba, El Panal se convirtió en el epicentro del festival, con una invitación irresistible. Este suntuoso edificio de 1889, en el que originalmente una sociedad de amigos organizaba reuniones políticas y matizaban sus encuentros con un refresco compuesto por hielo y panales (de allí su nombre), se transformó por iniciativa del Centro Cultural de España en Córdoba, en uno de los puntos neurálgicos para el encuentro de artistas y visitantes.
Tras años de abandono, los cordobeses pudieron entrar y recorrer 28 de sus salas intervenidas por artistas locales e internacionales de la talla de Anthony Muntadas, Oscar Muñoz, Carlos Amorales, Charly Nijensohn, Hugo Aveta, Carlota Beltrame, Daniel Joglar, Dolores Cáceres, Julian D’Angiolillo, Milena Bonilla, Sandro Pereira y Yamil Burguener, entre muchos otros.
Con la fascinación y la curiosidad que implica adentrarse en un edificio abandonado, los visitantes pudieron transitar salas de techos altísimos, corredores con pintura descascarada y escaleras desgastadas, pero habitadas por voces, imágenes, instalaciones y videos.
Así, con El Panal como melancólica metáfora del paso del tiempo como escenario, las obras dialogaron con el espacio proponiendo reflexiones sobre la memoria, el abandono, la soledad, la resistencia, la historia y la decadencia.