El libro no tiene principio ni fin, como la arena, parafraseando al célebre cuento de Borges que inspiró esta nueva obra… y nunca más acertada la palabra “obra" porque sin dudas, este libro se convierte en su más reciente producción. No tiene principio ni fin, decía, como el horizonte, ese horizonte infinito que el artista entrega en cada página donde reproduce sus inquietantes dibujos y se aventura a escribir una serie de textos que aparecen imprevistamente pero logra cautivar por su imaginativa poética.

German Hotes dibuja con sorprendente riqueza visual creando mundos inesperados, espacios fantásticos donde la tinta aborda lo desconocido y define la sombra de aquello que no es evidente. Asume el delirio como ilusión para sostener esas imágenes de dimensiones ignotas porque reconoce que la realidad está dada por los límites que se atreve a sortear en cada obra. Atrapa en el papel un juego de espejos y reflejos, las líneas invisibles que trazan lo blanco, la estructura del silencio y la nada, la luz dada por el volumen, la ambigüedad de lo que es y puede ser.

Remo Bianchedi escribió hace unos años: “Germán Hotes rasguña el papel. El negro de la tinta establece lo que es figura y lo que es fondo. El fondo pareciera ser el mundo de las figuras, un mundo donde lo lleno y lo vacío parecieran ser parte de un mismo mecanismo".

Germán Hotes fue seleccionado para los envíos “Chaco Pinta Bien" (2007, Centro Cultural Recoleta) y “Pertenencia Chaco" (2008, Fondo Nacional de las Artes). Su obra es una referencia del dibujo chaqueño por estar construida con atractiva y asombrosa paciencia. Este libro nos acerca a la sensibilidad de un hombre que asegura que las palabras ya están inventadas y que sólo resta el sentimiento, esa es la cuestión definitiva que marca su accionar.