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viernes 26 de marzo, 2010
El Caraffa hizo escuchar su campana de largada
El Caraffa hizo escuchar su campana de largada

Con ocho muestras de excelente nivel el Museo Emilio Caraffa arrancó su programación 2010. Ubicado en la puerta de entrada del parque Sarmiento, frente a la Plaza España, este museo provincial, de estilo neoclásico, construido a principios de 1900, ampliado y re funcionalizado en 2007 cuenta con 4.400 m cuadrados para exhibición de obras, distribuidos en nueve modernísimas salas equipadas con sistemas de iluminación de última tecnología y óptimas condiciones de seguridad ambiental, es un verdadero orgullo nacional.

El público entusiasmado desbordó desde temprano la sala prevista para el Ciclo de Conversaciones con Artistas y es que fue Yuyo Noé el encargado de iniciarla en el marco de la muestra “Luis Felipe Noé en la Bienal de Venecia 2009”.
Hernán Dompé y sus guerreros fueron los encargados de recibir a los primeros visitantes que subían por las amplias escalinatas del museo. Estas 35 esculturas -construidas en madera, hierro, cobre y materiales hoy reciclados y que en otros tiempos fueron cosechadoras y arados que trabajaron la tierra- dispuestas en una sala en penumbras donde, al fondo, se observa el campo de batalla -la proyección de un dibujo del artista-, sumergen al espectador la magia de “El instante” previo a la contienda. Una instalación que nos hace revivir ese instante previo a nuestras propias batallas personales.
Las poesía de las pinturas geométricas de Luis Tomasello dispuestas en la Sala 2, seducen al espectador y lo invitan a una búsqueda espiritual. Son obras en las que el artista aplica la lección de Mondrian: con lo mínimo hacer lo máximo. Sus atmósferas cromoplásticas unen, en un sólo lenguaje, la pintura y la escultura. Las 22 obras que integran este recorrido, realizadas durante los años 1958 hasta 1993, procedentes de la colección del MACLA de La Plata, dan cuenta de su vasta producción artística.
Red/Net” la obra del envío argentino a la 53 Bienal de Venecia, compuesta por dos fragmentos pictóricos de grandes dimensiones: La estática velocidad y Nos estamos entendiendo, encontró el espacio indicado para que los cordobeses participaran y disfrutaran de esta experiencia histórica.
La sala abierta que conduce al ala nueva del museo es intervenida por “Tramatrazo”, una obra de Mario Quinteros, realizada en grafito sobre un rollo de papel que serpentea la pared a lo largo de casi 50 metros. La obra de este artista chaqueño que presentó Noé en 2008 en el Centro Cultural Borges, se caracteriza por la rigurosidad en el tratamiento la línea y la libertad que le permite el soporte suspendido en el espacio.
Las esculturas de Nora Correas sorprenden al desprevenido visitante con un cuestionamiento esencial: hacia dónde vamos? La instalación, compuesta por 19 pequeñas y elaboradas esculturas que no superan los 63 cm de alto y que incorporan distintos elementos (plumas, piel de víbora, caparazón de tortuga, mica, neoprene, tela y papel) nos hablan de nuestro propio e incierto camino de evolución. Recuerdos del futuro, nos plantea detenernos y tratar de comprender la magnitud de cada pequeño acto realizado y tomar conciencia del próximo que vamos a realizar, antes de adaptarnos o desaparecer.
Para finalizar el recorrido, tres noveles talentos - Jésica Culasso, Romina Gargano y Julia Tamagnini- tienen la oportunidad de presentar sus ensayos sobre la abstracción. Gabriel Gutnisky presentó, con la asistencia curatorial de Azul Ceballos, la producción de estas jóvenes artistas cordobesas en torno al diálogo conceptual que se establece entre las ideas de abstracción y referencialidad.
Córdoba apostó a la excelencia. Muy buen comienzo.

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