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La magia de los colores de los Valles Calchaquíes, en Salta, es el entorno elegido por Donald Hess para hacer realidad un nuevo sueño y abrir un museo, al pie de sus viñedos, totalmente dedicado a la obra de James Turrell.
Sentir la luz.
Sentirla con todo nuestro cuerpo. Perdernos en ella, en cada uno de sus colores. Entrar en su propia dimensión y perder inmediatamente la noción de la nuestra. Sentir que flotamos en su abrazo, que vibramos con su intensidad, que sus límites se expanden más allá de lo que físicamente podemos alcanzar.
Sentirla, aún sin verla, porque nuestros ojos y nuestra mente necesitan tiempo para desacelerarse, para bajar, para conectarnos con nuestra profundidad.
Sentirla, para poder ver.
Nuestro cuerpo es capaz de sentir la experiencia de la luz. Una experiencia que pone en evidencia aquello que está pero que no siempre podemos percibir.
De todo esto se trata la experiencia de conocer el Museo de James Turrell en Colomé, Salta. De todo esto y un poco más. Una experiencia con varios comienzos que coinciden en un punto y en un momento para producir una vivencia única.
Un punto a 2.300 m de altura sobre el nivel del mar y al sur de la línea del Ecuador, en pleno Valle Calchaquí, rodeado por sus montañas talladas a viento y lluvia. Allí donde la luz pinta un paisaje que cambia, minuto a minuto, con su clima desértico y poblado de cardones. Allí se encuentra la Estancia Colomé, una de las bodegas más antiguas de Argentina que producía tímidamente sus vinos desde 1831. Fue en el 2001, cuando Donald Hess, bodeguero y coleccionista de arte suizo, aceptó el desafío de cambiar la historia de este pequeño pueblo de poco más de 400 habitantes, plantando los viñedos más altos y cultivándolos de manera natural aplicando los conceptos de la biodinámica, para exportar sus excelentes vinos al mundo.
En otro punto, también a 2.300 metros de altura, equidistante del Ecuador pero hacia el norte, y también de clima desértico y poblado de cardones, más precisamente en Flagstaff, Arizona, vive James Turrell. Este cuáquero californiano, nacido en 1943, de pacíficos ojos azules y enorme barba blanca, piloto de aviones, interesado en las matemáticas y en la psicología de la percepción, trabaja desde hace décadas con la luz como instrumento para lograr una experiencia estética muy cercana a la meditación.
Arte y vino son dos pasiones que Donald Hess supo cultivar a lo largo de su vida. La tradición bodeguera la heredó de su bisabuelo. En el arte inició su propio camino de manera totalmente intuitiva; la primera obra que adquirió fue un retrato firmado por Picasso y, a partir de entonces, se interesó siempre por artistas contemporáneos; uno de ellos fue, precisamente, James Turrell. Con un patrimonio de más de 1.000 obras de artistas internacionales, la Hess Collection instaló dos museos en las tierras de sus viñedos, uno en Napa Valley, California y otro en Paarl, Sudáfrica. Y fue, bajo la diáfana luz salteña, que le llegó el momento de levantar este tercer museo totalmente dedicado a la obra de Turrell de quien compró su primera instalación en los ‘60 y lo siguió haciendo a lo largo de cuatro décadas.
El museo, un enorme cubo de piedra de 1.680 metros cuadrados, alberga nueve instalaciones. Cada una de ellas se convierte en una increíble aventura para el espectador. Skyspace, ubicada en el centro mismo del museo, es un moderno anfiteatro que se "abre" al cielo y que durante el atardecer y anochecer se convierte en una inenarrable sinfonía de luces, entre el exterior y el interior, que nos transportan a un verdadero viaje espiritual.
Donald Hess y Ursula, su mujer y el "alma" de Colomé, supieron plantar la semilla y rodearse de jóvenes intrépidos -Félix, Gaspar, Thibaut y Gloria- que aceptan los desafíos para ayudar a escribir una historia que cambió el futuro de un lugar.
La luz como experiencia, el vino como camino y una historia que se convirtió en un pujante proyecto de vida para todos aquellos que comparten este sueño hecho realidad. Una experiencia que hay que conocer. ¡Sólo hay que viajar a Salta!
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Sobre James Turrell
Comenzó su carrera artística en California, a principios de los ‘60, trabajando con la luz y el espacio. Realizó importantes exposiciones en museos de todo el mundo, como el Guggenheim y, el Whitney de Nueva York, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles, el Museo de Arte Moderno de California y la Colección Panza di Biumo, Varese, Italia. Ha recibido prestigiosos premios tales como el Fellowship Guggenheim y MacArthur.
Actualmente trabaja en la finalización de su obra más importante, el Roden Crater, un volcán extinto que el artista está transformando en un observatorio astronómico y que espera inaugurar en el 2012.