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En el vasto campo del arte, los recursos expresivos son ilimitados.
Cada vez más distintas experiencias estéticas, de múltiples disciplinas que constantemente nacen, mueren y resurgen, nos dan cuenta de la gran potencialidad del arte que no ha muerto y que sigue vivo.
El dibujo argentino es una de las prácticas artísticas siempre vigente, a pesar de su gran edad, con una presencia que data varios siglos. Artistas destacados como Luis Felipe Noé, Yuyo, y Eduardo Stupía lo saben y por ello elaboraron el proyecto "la Linea Piensa", una serie de muestras que se realizan actualmente, en el Centro Cultural Borges con el objetivo de hacer resurgir una disciplina, que a criterio de los realizadores, no está lo suficiente valorada pese a tener extraordinarios cultores.
Arte al Día: ¿Cómo surgió la idea de realizar un proyecto de tal envergadura?
Eduardo Stupía : La idea fue de Yuyo Noe, quién en este momento está de viaje y seguramente podría expresarlo más claramente. Yuyo siempre sostuvo que había que recuperar el dibujo en su sentido conceptual- técnico- poético, en su significado específicamente esencial. Y rescatarlo implica ponerlo más visible.
Junto con el retroceso de las disciplinas tradicionales, el dibujo ha quedado relegado a un lugar subalterno, lateral en relación a la pintura considerada el arte mayor. Así se le ocurrió hacer un proyecto bajo el rótulo de " La Linea Piensa", rescatando a aquellos artistas más o menos conocidos o no conocidos, en cuyos trabajos la cuestión de la línea como autonomía lingüística fuera relevante.
Yuyo me propuso participar con él en la curaduría de las distintas muestras ha realizar, lo cual para mí fue un honor. Empezamos en el Borges por Septiembre del 2006. Conseguimos una sala que en un primer momento era la más complicada de todas y ahora se convirtió en la más codiciada. La primera muestra fue con Armando Zapia, que es un gran dibujante, con una larga trayectoria, y que ha expuesto muy poco en relación con las cualidades que tiene. Fue una gran apertura.
Hoy vamos por la muestra número ocho y podemos afirmar que el proyecto fue y es recibido con entusiasmo.
AAD: ¿Por qué el nombre: "La Línea Piensa"?
ES: Yuyo siempre ha sostenido la idea de que el dibujo siempre se crea mientras uno lo está haciendo. Es decir, el dibujo se piensa mientras uno lo está concretando. "La línea piensa" expresa que no hay tema previo, excepto la línea que lo va buscando. Un artista puede tener un tema, una idea previa de lo que va hacer, y lo define con su propio lenguaje. Y nosotros no excluimos este tipo de construcción, pero nos interesa ese dibujo cuya construcción gramatical lingüística específica no esté subordinada por los contenidos previos, más bien es al revés. Por eso hacemos más hincapié en la línea antes que en los contenidos. No nos importa tanto lo qué quiere decir el artista sino en cómo lo expresa. Y en ese cómo las cuestiones de la línea son centrales.
AAD: ¿El hacer se define sobre la experimentación misma o existen reglas que lo instauran de a cuerdo a un modo específico?
ES: No debería confundirse "La línea piensa" con una experimentación por sí, per se. Es decir, la experimentación está incluida dentro de un escenario técnico- conceptual, sometido a ciertas leyes y controles. Sino sería muy sencillo, fácil, abrir el juego y que toda experiencia expresiva valga. Todos los elementos dinámicos de la obra deben ser objeto de una conciencia, de una reflexión; por parte nuestra en elegir aquello que sea más propio, y por el lado del artista, en saber que en el rumbo que esté tomando, en medio de sus libertades, siempre hay una certeza, acompañada, también, de cierto grado de incertidumbre. Por eso afirmamos que la línea piensa, afirma y se interroga. Es decir, no se trata solamente de la presencia de un arte ya afirmado, consolidado en su discurso. Nosotros trabajamos con artistas que están en una zona de interrogación más que de afirmación fuerte. Nos parece que en ese tipo de contrapunto discursivo se genera una tensión que enriquece el discurso artístico.
AAD: ¿Por qué ustedes están interesados puntualmente en una disciplina como el dibujo?
ES: Hay disciplinas que son universales. Es dibujo, por ejemplo lo es. Pero la universalidad de la pintura no ha tenido discusión. Se habla del retroceso de la pintura frente a disciplinas contemporáneas o eventualmente, que la pintura se encuentra compartiendo el escenario con un montón de disciplinas "no pictóricas".
El dibujo, por su parte, no participa de esa discusión, siendo que lo está completamente presente en un montón de disciplinas pictóricas y no pictóricas. La paradoja del dibujo es que está en todos lados y a la vez no está en ninguno. El mismo está contenido en disciplinas que tiene mayor entidad en la discusión de los territorios y escenarios artísticos contemporáneos. Anteriormente la presencia del dibujo era clave en el mundo del arte. Podemos recordar que para las academias renacentistas era lo primero. Todos los pintores eran dibujantes porque en la pintura el dibujo era la arquitectura previa; se trataba de un extraordinario desarrollo que después tenía un correlato pictórico. La escena se pensaba ante todo dibujando.
Hoy nos interesa volver a poner al dibujo en un plano autónomo; la línea es autónoma, entonces el dibujo también lo es. Todos los componentes del dibujo pueden ser tratados con una autonomía expresiva y discursiva.
AAD: ¿Qué es lo más importa en el dibujo?
ES: El dibujo vale por sí mismo. Pero es lícito preguntarse cuáles son los órganos, las partes del dibujo que definen el rumbo del mismo.
Uno podría pensar en un juego: cómo se sostiene la mesa llamada dibujo. La patas son: la idea, la poética, la técnica y la expresividad. Las ideas no se ven excepto que sean dibujadas. Un artista puede tener una gran idea pero la misma debe poder ser dibujada. Ese es un elemento. Pero otro indispensable es la poética que es la orquestación de todos los recursos posibles en un rumbo determinado. Podemos decir que las ideas y la poética son dos patas de una mesa. La tercera pata sería la técnica. Si uno a la idea y la poética le saca la técnica, la mesa se derrumba. Por otra parte, si a la poética y la técnica, le saco la idea, a lo mejor con esos dos elementos juntos, la idea es una consecuencia.
La cuarta pata sería La expresividad se podría definir como una especie de fuerza motriz, de tensión anímica, gestual y espiritual que va en una dirección e irrumpe en una superficie. La expresividad hoy en día tiene una muy buena prensa; todo el mundo habla de ella. Pero hay que tener en cuenta que la misma puede ser ciega y puede colapsar el dibujo, en el sentido de ser un ímpetu ciego, a borbotones, que no genere claridad.
Un dibujo se nos presenta a nuestros ojos como una suma o una resta de estos elementos, pero que siempre es productivo.
AAD: ¿Quién es un buen dibujante?
ES: Es aquel que no necesariamente tiene que tener una obra igualmente pareja. A veces hay grandes artistas que son desparejos y en ese gran desequilibrio está su calidad. Hay artistas que hacen de la precariedad o del balbuceo, una virtud. Así como también los hay quiénes están demasiados constituidos y entonces agobian por su propia perfección. Un buen artista es aquel que exhibe su fractura y no la disimula. Se muestra, no se esconde. Un buen artífice sería también el que conserva la frescura del principiante pero ya ha adquirido una autonomía discursiva particular en el vuelo, pero no está cerrada. Uno percibe todavía aire, que no está concluido su arte, que hay una plusvalía por trabajar, que siempre hay un resto. Nos interesan los artistas que se interrogan a sí mismos. Esto significa que hay búsquedas genuinas.
AAD: ¿Qué esperan del proyecto?
ES: Esperamos que las sumas de las muestras permitan que el proyecto sea leído como una antología o como un pequeño museo de esta disciplina tan interesante y rica como lo es el dibujo. Es interesante la curaduría de artistas porque uno la propone desde el taller, buscando que en estas muestras pueden ser visibles no solamente lo que la obra dice sino acerca de los modos de producción de la misma. A nosotros nos interesa que se vea cómo está hecho determinado dibujo, que la mirada se detenga en el cómo y no tanto en el qué. El proyecto La Línea Piensa es una propuesta distinta en los modos de ver, de apreciar arte.