A veinte años de su muerte, la impresionante retrospectiva de Ernesto Deira en el Museo Nacional de Bellas Artes, es el resultado de dos años de extenso trabajo del equipo de investigación del propio museo, liderado por Maria José Herrera. La muestra reúne 122 obras, entre pinturas, dibujos y grabados, provenientes de diferentes colecciones -sólo dos pertenecen al museo- que recorren 30 años de trayectoria del artistas desde el lanzamiento de la Neofiguración. Una muestra que, como sostiene su curadora, permite conocer tantos Deiras como obras existen pintadas por él.
El año 1985 festejó con múltiples exposiciones los 20 años del grupo llamado Nueva Figuración. Homenajes en el Museo Nacional de Bellas Artes, Galería Van Riel y la Fundación San Telmo, entre otros. Por otro lado, transitábamos el período de la influencia generalizada de la transvanguardia, pintura salvaje, bad painting, según el origen, y ese grupo era considerado como el antecedente histórico fundamental del correspondiente conjunto de artistas en la Argentina. La Bienal de San Pablo que tuvo una fuerte presencia de esa tendencia en boga, los invitaba a participar de su sector histórico. Realmente se sentía esa fecha como un momento culminante, aunque se debe recordar que gozaron desde el comienzo con todo tipo de apoyo institucional apenas se hubieron congregado en 1961 y durante el tiempo que permanecieron unidos, hasta 1965. Para la misma fecha confluía también otro hecho, Agnes de Maistre, historiadora del arte francesa, se trasladaba a Buenos Aires y realizaba su tesis sobre este fenómeno argentino. Pero, finalizados los grandes festejos y la convalidación de un lugar fundamental para el grupo en la historia del arte argentino, comenzó otro período que todavía transitamos y que es de similar importancia: la investigación imprescindible de sus individualidades. Es en esa línea de sentido en donde la actual exposición retrospectiva de Ernesto Deira en el Museo Nacional de Bellas Artes resulta un hito central.
Deira falleció tempranamente en 1986, un año después de ese momento consagratorio para la Nueva Figuración, del que pudo participar tanto en Buenos Aires como en San Pablo. Había comenzado a regresar de a poco de su estadía parisina y para la misma época comenzábamos a trabajar en profundidad sobre Noé. A fines de los '80 hacíamos lo propio con de la Vega. El caso de Macció siempre fue particular, porque se desgajo solo desde el fin del grupo y al tiempo publicó un libro sobre su obra con criterio personal. Deira no dejó de gozar de homenajes y exposiciones especiales, que fueron analizando su trayectoria por partes -Fundación Banco Patricios, Centro Borges, entre otras-, sin embargo faltaban aún dos aspectos principales que hoy confluyen en la gran muestra del Bellas Artes: exhibir la obra de una manera tanto organizada como orgánica y sumar a ello un fuerte respaldo de investigación. Ambas cuestiones se cumplen holgadamente en esta exposición. La curaduría y selección de obras de María José Herrera ofrecen al espectador un hilo narrativo a través de las sucesivas etapas que a través de un diseño de montaje que conduce a la comprensión del mismo, resultan en una potenciación de la obra y la demuestran monumental. Por otra parte, un catálogo de casi 200 páginas reúne un material nunca antes mostrado. Un trabajo minucioso de documentación del completo archivo personal del artista realizado por Adriana Laurenzi permitió hoy no sólo la publicación del material documental -cronologías, bibliografía, relevamiento ilustrado de obras-, sino también posibilitar a otros investigadores una lectura ordenada del mismo. Por otra parte, lo singular de estos estudios es que se trata en totalidad de nuevas miradas sobre la obra de Deira. El texto de Herrera, "La experimentación en la obra de Ernesto Deira (1961-1968) reflexiona sobre la actitud del artista en un momento clave de quiebre y renovación tanto de paradigmas como de categorías artísticas, del cual Deira, aunque desde la pintura, se sintió actor. La autora también hace su declaración sobre su guión curatorial. Se cuenta con los ensayos de Mariana Marchesi, Viviana Usubiaga, Adriana Laurenzi, Clelia Taricco y Silvana Varela. Éstas últimas recogen el testimonio de Luis Felipe Noé, su fraternal compañero de grupo, sobre un aspecto central de la obra de Deira, "la significación del dibujo en su producción".
Exposición y estudios dedicados llegan en la conmemoración de los veinte años del fallecimiento de Ernesto Deira. Es en el presente que estamos en condiciones de conocer de manera íntegra a cada una de las complejas personalidades que integraron el grupo Nueva Figuración. La perspectiva histórica que ofreció ese período de espera ha sido central, pues de manera coincidente esos veinte años han sido de vital importancia para las relecturas y renovación de enfoques de la historia del arte argentino, a las cuales hoy se suma esta visión agiornada de la obra y el pensamiento de Deira. Hasta el 18 de febrero, en el MNBA, Av. Del Libertador 1473
|
|