Nota publicada online
El Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires presenta la exhibición Trans humo, una selección de obras del artista Pablo La Padula con curaduría deEduardo Stupía en las que se puede observar el trabajo del artista con elementos como papel, vidrio, piedras y humo.
En 2001: Una odisea en el espacio (1968) de Stanley Kubrick, un homínido prehistórico se yergue, lanza un hueso al aire y éste al elevarse gira hasta convertirse en una nave espacial. La colosal elipsis, en unos escasos segundos, resume millones de años de vida en este planeta prescindiendo de toda información que el espectador es capaz de sobrentender por sí mismo. En tanto instrumentos, el hueso y la nave, resultan eslabones de una extensa cadena de adquisición de conocimientos.
En el breve, pero más que estimable texto que Pablo La Padula presenta para esta exposición también se arriesga una elipsis, o dos que funcionan integradas para ser más precisos. Una es la que funde la voz en primera persona del artista con la del ancestral rostro que nos presenta en el humograma que inaugura el relato de la exposición. Los otros giros se inician al mismo tiempo con una hipotética escena ocurrida hace 40 mil años y luego de gravitar dos párrafos alcanzan nuestro presente: la penumbra pétrea de la caverna primordial se ha transfigurado en la penumbra de nuestro espacio geométrico contemporáneo.
A diferencia de Kubrick, la perspectiva de La Padula parece, en parte, rehuir de la visión evolucionista. Allí donde el homínido se imponía frente al clan y establecía una jerarquía, aquí se nos habla desde una perspectiva holística, de comunión con el resto de lo viviente y de su entorno:“Una noche de tormenta, como atravesado por un rayo divino, entendí finalmente que el dibujo realizado con el carbón y el humo de ese fuego me unía a los mamuts, los helechos, los gliptodontes, y las piedras a través del orden mínimo y primigenio de la materia, en la cuasi gaseosa confusión de lo informe o de lo proto-atómico.”
¿Qué obras conforman Trans Humo?: polípticos monocromos o con pigmentos de humo sobre papel, un cubo alquímico con objetos de vidrio intervenidos con humo y pigmentos, una instalación que agrupa objetos pétreos trabajados con las mismas técnicas, un herbario que evoca la memoria rupestre y un gabinete traslúcido con curiosidades de laboratorio. ¿Qué podemos observar en ellas?: conjuntos, sucesiones y ritmos; variaciones de un ir y venir de las formas geométricas; despliegues, complementos y límites; difuminaciones y graduación de intensidades; huellas colaterales del hacer; reminiscencias de un elemento esencial domesticado en el origen de los tiempos que antes de extinguirse se han plasmado en el soporte.
Pablo La Padula además de artista es doctor en Ciencias Biológicas y los inicios de la elección de su profesión se remontan a los viajes que con su familia realizaba al Delta del Tigre donde la curiosidad y la representación de la naturaleza ocupaban sus mayores intereses. En lo que hace a su labor científica desarrolla investigaciones sobre hipoxia y respiración celular. En estos dos fenómenos, se encuentra en juego el consumo de oxígeno, por lo que puede entenderse que sus trabajos artísticos resultan una indagación a otro nivel, en este caso visual y metafórico, de sus observaciones en el laboratorio.
Trans humo amalgama la mirada maravillada de un niño y la mirada rigurosa del científico con la que va más allá de lo ordinario y previsible propia del artista. No resultan contradictorias, todas ellas a su tiempo y a su modo, participan de la curiosidad, de procesos de conocimiento y de la emoción, permean contextos y, por último, parafraseando a Nelson Goodman acaban siendo hacedoras de mundos.