Nota publicada online
La apuesta de la Fundación Tres Pinos de activar el Distrito de las Artes con creciente compromiso, se percibió con creces el 16 de septiembre pasado cuando abrió sus puertas el nuevo museo en un edificio emblemático estilo art decó de 1913.
Una emoción contenida se percibía en los integrantes de la familia Cadenas en la presentación pública del nuevo museo de arte contemporáneo de La Boca, MARCO. Moviéndose en un barrio en el ya apostaron a desarrollar parte de sus objetivos con la Fundación Tres Pinos, que se va transformando día a día con espacios recuperados, nuevos vecinos y proyectos alentadores, la familia unió su colección, iniciativa que lleva muchos años, con los planes de expansión. El resultado fue destacado por Rodrigo Cadenas, actual presidente de la fundación, quien contó la génesis de esta recuperación arquitectónica hecha con buenas prácticas de reconversión. Fue un proceso que se inició en 2016 con la restauración del edificio del arquitecto francés Alfred Massüe construido en el año 1913 con un estilo transición Art Nouveau, en el que funcionó el cine Kalisay, uno de los primeros del barrio. En una superficie de planta de 350 metros cuadrados aproximadamente, con una nave rectangular y de volumen interior de casi 10 metros de altura, en cuyo centro se encuentra una lucarna central como principal ingreso de luz. El espacio de planta baja es un gigantesco cubo blanco casi inmaterial que se inauguró con el proyecto site especific creado por Alexis Minkiewicz (1988, Villa Cañas Santa Fe) denominado Rep(úb)lica, ‘un juego de reescrituras inestables’ como sostiene su curador Leandro Martínez Depietri.
Se trata de un para-monumento crítico que nace de la mudanza simbólica a La Boca de la escultura que corona el Congreso de la Nación. El artista propone revertir el monumento original del veneciano Víctor de Pol utilizando la arcilla y la cera, instancias previas en el proceso de fundición en bronce. El conjunto genera una gran tensión entre la escultura de la República, que ha perdido sus laureles y pende del techo y el padrillo brioso que se ofrece en una cama que lleva los rastros de la reja original del Congreso Nacional. El edificio donde el conjunto original se ofrece en destaque, porta un ideario europeizante el estilo de las elites americanas del siglo XIX. Sobre este monumento original, en el que Minkiewicz trabajó en varias versiones, vuelve al estado de boceto para transformarse con fuerte impacto visual, en una reflexión que, sin apartarse tanto de los elementos narrativos y formales propios del estilo original, se carga de otro mensaje condimentado con lo que cada espectador proyecta en esta obra monumental. Martínez Depietri lo narra muy bien en su texto curatorial: “Contra el ideal platónico, Minkiewicz propone un monumento inacabado y mutante en el que una República desequilibrada, frágil y sensual cae del pedestal del palacio legislativo y se ofrece como un cuerpo poroso que emana la potencia emancipadora del deseo”. Es innegable el aspecto que sobrevuela cualquier lectura que tiene que ver con el gesto político que el joven artista demuestra en sus producciones. Sobre todo, la carga de sexualidad hacia un monumento que habitualmente no lo tiene, señalando así una reescritura desde el cuerpo que deja atrás la escritura patriarcal de una femineidad puritana y burguesa.
Este nuevo espacio cultural llevó adelante la recuperación de la fachada de su edificio con estilo art nouveau con el apoyo de Mecenazgo, el programa del Ministerio de Cultura de la Ciudad que más apoyo financiero genera a los proyectos artísticos-culturales.
En la planta alta, la curadora Paula Carrella ofrece una selección de tres artistas que participaron en las residencias de la Fundación Tres Pinos en Marco Arte Foco, quienes seleccionaron cada cual obras de la colección para ponerlas en diálogo. Bruno Del Giudice (Chaco, 1987) elige a Antonio Berni en una obra paisajista que fue producto de sus viajes por el país, Monte Santiagueño. Describe Carrella en su texto: “Como contrapunto al paisaje agreste de Berni, Del Giudice concibe una vista urbana donde las identidades gráficas se funden entre sí. Crea una pintura expandida, ejecutada por superposición de capas, que busca descifrar grafías sumergidas”. Agustín González Goytía (Tucumán, 1981) se inspira en Alfredo Gramajo Gutiérrez con una obra denominada Álamo, donde el extinto artista tucumano explora la topología del paisaje, sus habitantes y sus costumbres. El joven tucumano usando dos telas exhibidas en espejo escenifica el paisaje desdoblándolo en diurno y nocturno buscando esa misma contemplación del paisaje en su estado virginal. Finalmente, Lucrecia Lionti (Tucumán, 1985) usa materiales producidos por artesanos tucumanos, pero se inspira en una tradición geométrica que trae a Enio Iommi, Gyula Kosice y Miguel Angel Vidal, cada uno con sus poéticas específicas articuladas con una tinta de Carlos Alonso. Creó una serie Muertes con abstracciones, 2019 que tiene seis figuras elaboradas con cueros de distintos animales y materiales diversos en un trabajo donde resalta la manualidad de la artista. Exhibidas en un tendedero, como las piezas de cuero que se secan al sol de su territorio natal. Dice Carrella en su texto que Lucrecia “utiliza recursos visuales que buscan neutralizar el dolor, en un diálogo paradójico entre pensamiento racional y emocional, sintetizado en la metáfora del tiro” el mismo que mata para que el cuero sea utilizado como material.
El Museo de Arte Contemporáneo Marco La Boca, contará entre sus atributos con una librería y una cafetería. Luego de su inauguración, se podrá acceder al mismo de forma gratuita, de miércoles a domingos en el horario de 12 a 19 h.
Interesante propuesta, a no perdérsela!