Nota publicada online
Ernesto Ballesteros se presentó recientemente en su galería Ruth Benzácar. En esa sala desplegó su última serie trabajada desde el encierro pandémico, donde ejecuta enérgicamente el gesto físico de un ¡paf! cargado de materia, generando puntos como sedimento del dibujo, y el interés puesto sobre lo que sucede ante la superposición de colores.
«Me agarraron unas maravillosas ganas de pintar. Ni me organicé. Agarré una tela ya pintada, los colores que tenía y empecé. Había estado trabajando en unos dibujos y estas pinturas son una continuación natural de ellos” dijo el artista y a nosotras desde Arte Online nos generó mucha curiosidad por conocer su muestra. Y allí estuvimos caminando el espacio, conversando con Ernesto Ballesteros y les compartimos la experiencia:
“Cada punto es una selva” es el bello resultado del trabajo en equipo entre el artista y su curadora Violeta Mollo, quien realizó un diseño de montaje interesante, agrupando a las obras en el sector final de la galería. Ya no como piezas dispuestas en el espacio, sino pensado como un todo, del piso al techo, a modo de instalación. Generando una trama de colores que al acercarse a ella, el espectador, participa de esa selva.
En la experiencia de atravesar el espacio, nos acompañan los textos de Juliana Iriart y Juanjo Souto, que a cada paso resuenan en la cabeza. Juanjo Souto lo describe como un “Viajero de su propio tiempo”, mientras que Juliana Iriart nos hace reflexionar sobre la indagación de Ballesteros “Vi como un color trasforma a otro y como una parte, efectivamente, transforma la totalidad.” Y ambos parecen captar la esencia misma del artista.