Nota publicada online
Las obras exhibidas en la muestra “Digo la Cordillera” del artista sanjuanino Carlos Gómez Centurión, son el resultado de las expediciones por el cordón montañoso en donde el artista comenzó trabajando in situ, o al plain air. Acompañado por un equipo compuesto por un semiólogo, un poeta, un sonidista, un cineasta, un ingeniero ambiental y, hacia el final de los viajes, el curador de la muestra, Fernando Farina, el artista atravesó diferentes paisajes en donde instaló su atril para dibujar o pintar como los conocidos artistas viajeros del siglo XIX. Fernando Farina, escribe en el texto curatorial acerca del “encuentro”. Y es que tanto Gomez Centurión en cada lugar elegido, la abstracción llevada a la tela, y el trabajo interdisciplinario, crean una comunión que se vuelca en la línea y la mancha como recorte de la naturaleza cordillerana. Esta geografía abstracta, que se despliega en las obras expuestas en la Planta Baja del Palais de Glace, plantea un leguaje un tanto misterioso, como la naturaleza misma.
Marcela Costa Peuser, a partir de una entrevista con Gómez Centurión, escribió: “El artista parte de una mancha a la que domestica con la línea; trabaja con tintas vencidas, pigmentos, pátinas y betún de Judea y pintura para la caseína que él mismo prepara. Además, para trazar las líneas, utiliza plumas muy antiguas que hoy son difíciles de conseguir”. Las expediciones de Gómez Centurión se involucran directamente en la obra. Además de que el paisaje es el puntapié disparador, las condiciones climáticas afectan muchas de las pinturas realizadas in situ, y el formato de algunas obras depende de su facilidad para trasladar a ciertos lugares difíciles de acceder. “Al Norte fuimos con camioneta por lo que pude llevar unas telas enormes que cambian mi actitud corporal(…); en una región del Sur, no pudimos entrar ni con vehículos ni animales y sólo pudimos acceder a pie cargando nuestras cosas. En todas esas circunstancias, debo adaptar el soporte sobre el que trabajo”, describe Gómez Centurión en un video exhibido en la muestra.
La geografía entonces, acaba funcionando como un traductor, y sobre esto, Farina concluye: “El artista fue cambiando su relación con la montaña, y ahí su vínculo con el arte. En la obra se va perdiendo lo referente a la montaña y se da lugar a otra cosa”.