Nota publicada online
“Barro memorioso”, la fabulosa muestra de Andrés Paredes, una especie de gabinete de curiosidades que condensa sus recuerdos más profundos, podrá verse en el Centro Cultural Recoleta hasta el 1 de marzo.
Una construcción de barro donde habitan recuerdos de infancia se erige en la sala 11 del Centro Cultural Recoleta. Hecha con cientos de kilos de barro ñau del Paraná, como los que amasaba Andrés Paredes de niño en los arroyos y pantanos de su Misiones natal, este site specific condensa un inimaginable universo.
Hay que meterse en la exuberante estructura de barro abovedada, con perfume de rosas y canela, y música que incluye voces y ladridos lejanos, para descubrir de qué se trata el mundo privado de Paredes, sus recuerdos entrañables.
No hay sombras en esta especie de paisaje lunar iluminado con led. De pronto, un extraño chispazo de sorpresa sacude el cuerpo: hay fósiles, esqueletos, huesos hechos con barro; cerca, miles de alas de mariposas y cigarras (algunas rasgadas, todas clavadas en la tierra) que el artista juntó en un mariposario, cuarzos, ágatas, amatistas. Todo parece extraño, confuso. Da la impresión de estar ante un exótico gabinete de curiosidades, un refinado y singular coleccionismo. Los sentidos se potencian: uno se estremece ante esta vanitas moderna.
Gran artista, Paredes levantó una exótica construcción con cúpulas de barro donde todo es real, pura naturaleza, y, al mismo tiempo, recuerdo de quienes jamás volverán.