Hay una tendencia presente en la obra de Zulema Maza desde hace años. La figura femenina encarna en varias de sus series, fotográficas o de técnica mixta, evidenciando su sensibilidad para captar el crecimiento de las mujeres en todos los ámbitos. Cuando hace un tiempo atrás su mirada se posaba en la belleza de las modelos conjugando los datos de la moda y las metáforas sobre palomas, desde hace un tiempo son otros roles los que le interesan.

En tiempos de ecofeminismos valientes, Maza señaló las mujeres que ocupan el territorio de fronteras. La trama que sostienen en las comunidades, el valor que afrontan en el día a día y su gran capacidad de reinventarse en una migración. Como mujer y artista, Zulema valoraba esas experiencias dando corporeidad y unas miradas que se dirigían al espectador comunicando mucho de esa potencia de vida. Buscando el bienestar, llevando a cuesta sus oficios y saberes, retratadas con la misma mirada que la caracteriza. Una mirada que embellece, que respeta y decodifica un corpore interior que dan las convicciones.
En esta muestra la metáfora alcanza a las amazonas, un mito presente en muchas culturas. Porque aún cuando podamos citar a Hipólita que en la Guerra de Troya combate con el mismísimo Hércules como parte de los doce trabajos que le fueron asignados a cumplir, hay algunas citas en las crónicas de la conquista de América.
Es Cristóbal Colón en 1493 quien habla de la valentía de las guerreras de la isla de Caribe. Luego Hernán Cortes en 1524 se sorprende con las guerreras de Cihuatán en el noroeste del actual territorio de México. Y el conquistador Francisco de Orellana descubre en la navegación por el río Marañón unas mujeres que, con cerbatanas y flechas atacan la embarcación dejándola " como un puercoespín" y "haciendo tanta guerra como diez indios". Por esa razón rebautizan el río con el nombre actual, el majestuoso Amazonas.
Estas historias le dieron bases de inspiración a ZM para retratar una mujer real y actual como homenaje a ese valor que va de un continente a otro asombrando a los hombres.

La serie que se exhibe hasta fin de agosto en la bellísima librería del centro, hace un señalamiento cargado de esa iluminación sutil y atmosférica que mantienen las tomas digitalizadas de una mujer que sigue siendo encarnación de una femeneidad que no necesita portar otras armas que una profunda mirada.
Los recortes de un cuello, las fulguraciones de unas mascaras, la belleza de unas manos forman parte de este relato magníficamente producido por mediación de la artista.
El caballo aparece casi como un dato anecdótico para dar cuerpo al mito. El nombre amazos en griego significa "sin pecho" y se decía que se amputaban un seno para que no les molestara en el manejo de la lanza, el arco y las flechas.

Todo el conjunto de esta serie no induce a pensar en ninguna de esas batallas ni en esas crueles decisiones sobre sis cuerpos. Pero lo que esta en juego es el concepto mas actual de esos mitos, el de comunidad de pares. Se percibe en muchas sociedades incluida la nuestra, un sentido que parece evocar Maza al nombrar su trabajo actual. Las mujeres estamos librando otras luchas en todos los terrenos sobre nuestro rol y nuestros derechos. Es una constante y debido a esto vemos y sin duda veremos en poco tiempo, mas y mayores logros que actualicen la forma en que la potencialidad y los actos desarrollados por mujeres cambien una sociedad binaria y patrialcal. Porque cambiando nuestro rol tambien damos oportunidad a los hombres y a todos de ubicarse en un plano mas humano, menos endurecido y ajeno a los cambios.
Por eso creo que una vez mas Zulema Maza acierta con la sutileza de su obra a inducir una meditacón sobre presente y pasado, sobre mito y realidad, sobre la fuerza que no descansa solo en una musculatura de Adonis. Imperdible.

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