Elegí esta obra “Desarrollo” (1957) de Miguel Ángel Vidal.  Cuando la descubrí en la muestra del Museo Nacional de Arte Decorativo me transportó de inmediato al momento en que conocí a Miguel Ángel Vidal en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de La Cárcova. Cursé el grado superior entre los años ´94 y ´97.  Yo rondaba por los veintipico. Encontré en Vidal un maestro que nos motivaba a experimentar y a trabajar, a veces se asombraba de las cosas que le planteábamos, pero este asombro no lo detenía, nos miraba y nos ayudaba a llevarlas a cabo. Hablábamos mucho de los viajes en tren, en ese momento yo vivía en Lomas de Zamora y él me contaba, otrora joven, cuando viajaba en el Roca desde Longchamps a Capital. A veces pasábamos horas hablando de nuestras anécdotas de viaje; por momentos, parecía que  juntos compartíamos ese mismo viaje en tren.  Se borraban los límites del tiempo y nuestro común denominador era el esfuerzo por lograr lo que anhelábamos en  el arte.  Nunca hicimos juntos este viaje en tren.  Pero esta obra  me recordó  al Vidal que no conocí, el Vidal de veintipico de años.  El Vidal que conocí por sus propios relatos de joven.

Me encantó que tenga anotaciones, apuntes al margen escritos en lápiz. Un estudio preliminar. Pude imaginar ese momento de  creatividad y  por momentos me transporté dentro de mis recuerdos  a los tiempos compartidos en el  taller. La Cárcova era una usina de ideas y diversión, una constante gimnasia creativa que aún hoy trato de mantenerla intacta.

Fue una gran alegría para mí haberlo conocido y celebro hoy poder ver toda su obra en esta muestra.

Leo Chiachio, agosto 2015