Nota publicada online
A partir de la implementación del aislamiento social preventivo, la esfera del arte ha ido tomando otras formas de comunicar y participar activamente mediatizadas por distintos dispositivos. Frente a este panorama, proponemos un recorrido en varias entregas para entretenernos en tiempos de pandemia.
Utilizamos herramientas como el Zoom o el vivo de Instagram, ingresamos por día a numerosas páginas web con contenidos de museos, de centros culturales o de galerías, asistimos a arteba a través de una plataforma, participamos en foros y nos educamos a distancia, es este el contexto del año que estamos atravesando. Sin embargo, algunas claves pueden resultar anticipatorias si pensamos no sólo en la producción de algunos artistas sino de algunos planteos que pusieron en relieve la incertidumbre como horizonte de nuestro futuro, mucho antes que la pandemia se apoderara plenamente de nuestras costumbres. Algunos ya teníamos una gimnasia probada para desarrollar intercambios en la web, de hecho, este medio por el que estamos conectando ahora, es enteramente digital. Pero lo que hemos abandonado es el encuentro social, el brindis, el abrazo, lo que se denomina presencial en oposición a lo virtual.
Teresa Pereda apelando a su sensibilidad de artista, reflexionaba que “los desplazamientos pueden no ser físicos”. Fue en la convocatoria que propició Proa21, a participar de una conversación en vivo de Zoom el 22 de abril, Día de la Tierra. Junto a Charly Nijensohn y Juan Pablo Ferlat, son tres artistas que han hecho performances en colaboración eligiendo escenarios extraordinarios considerados naturaleza en peligro en América del Sur. Tanto los campos de hielos continentales, como una parte de la Amazonia inundada por una represa o el Salar de Uyuni en Bolivia, fueron escenarios donde se programaron performances que destacaban la soledad del humano mientras en la producción para lograrlo, se propiciaban intercambios con los lugareños que debían asistirlos en estos sistemas no urbanos.
En 2018, la Universidad Di Tella convocó a su segundas Jornadas de Arte y Estética organizadas por el Departamento de Arte, donde el tema esencial era INMINENCIAS. El arte frente a la crisis ecológica y la duplicación digital del mundo. Con tres días de intensos intercambios, que pueden disfrutarse cliqueando este link.
Un grupo multidisciplinar de especialistas venidos desde distintas partes del mundo, pusieron a la audiencia al tanto de sus indagaciones sobre la incertidumbre del futuro y las señales que ya se hacían evidentes. De hecho, en las palabras de bienvenida, Graciela Speranza se encargaba de ponernos en situación: ‘La aceleración de los fenómenos que han transformado el mundo en las últimas décadas nubla el pensamiento crítico y la imaginación del mañana. La mitología del futuro que alentó las utopías modernas se esfumó en un desalentador "presentismo", inmune a las amenazas de una catástrofe ambiental no demasiado remota y una inmersión cada vez más absoluta en un mundo digitalmente administrado.’ Se escuchó hablar del Antropoceno, el concepto acuñado en el año 2000 por el premio nobel de química holandés Paul Crutzen, que nominaba la época geológica actual reflejando el impacto del hombre sobre la Tierra. Se escucharon voces sobre la caducidad del debate binario entre arte y naturaleza en un futuro muy cercano donde los esclavos serían los humanos mientras la inteligencia artificial nos otorgaría la hoja de ruta de nuestras vidas. Martistella Svampa enfatizó que lo que se opone a un desarrollo sustentable es que estamos dentro de territorios que son percibidos casi exclusivamente como una geografía del consumo y de la extracción, mientras crece un saber contraexperto donde el rol de las mujeres se magnifica en escenarios donde se respetan las cualidades de la ‘mujer territorio’ que toma en cuenta los ciclos de la vida, la interdependencia de los sistemas que frenan proyectos de agrotóxicos y megaminería, dando lugar al concepto del ecofeminismo. Imperdible la conferencia de Eric Sadin, el francés que habilitó enfáticamente a que sospechemos de lo predictivo de los sistemas digitales que, para facilitar las decisiones, te ofrecen una respuesta a todo sin otorgarte el beneficio tan humano de dudar o reflexionar, que tiene otros tiempos no inmediatos.
En un artículo firmado por Bea Espejo en el suplemento Babelia del diario español El País, bajo el título ‘Lo que Zoom le ha hecho al arte’, destacaba que “La creación en tiempos de pandemia capea los caminos más trillados del mundo digital y reinventa esa máxima del arte conceptual de los setenta de colarse en la imprevisibilidad de la vida cotidiana.” Y tomaba como ejemplo la obra ‘Time’ de David Lamelas quien, sin poder salir de Buenos Aires, convocó a un intercambio vía Zoom y con participantes de varios husos horarios, a realizar la performance que justamente mide lo que significa cada minuto de una hora cuando se hace conciente y compartimos en YouTube en su versión 2020.
Con agudeza, el artículo de Bea destacaba “La era posmedia que se anunciaba en el arte hace unos años en realidad era esto. Ni pos-Internet ni posverdad ni posfuturo. Más bien art.matrix. No creer lo que está pasando. Miles de ordenadores entrecruzando ideas buscando un feedback fantasmagórico. Solo un blanco inquietante y el big data como respuesta. El carácter construido de cualquier versión de lo real.”
Prometemos una segunda parte, pues creemos que compartimos el placer de bucear en las ideas de estos tiempos.