Nota publicada online
Sus primeros pasos por la fotografía fueron de corte social. Todas las imágenes eran en blanco y negro. Una etapa que duró quince años y que culminó con un libro que se llamó (Argentina). Esta publicación de alguna manera pretende ser una metáfora de lo que fue la Argentina post-proceso.
A partir de los noventa su producción se volcó a la fotografía en color. Trabajos crípticos y más subjetivos. Hoy produce una imagen más despojada, eliminando cualquier rastro de romanticismo y de efectismo. Pretende, como todo artista, que el público no sea indiferente.
Eduardo Gil fue distinguido, en diciembre pasado, con el Premio Trayectoria del Salón Nacional de Arte Visuales, el mas importante que otorga el Estado Argentino.
Desde Arte Online compartimos sus reflexiones en estos tiempos de introspección obligada.
“En cierto modo, la cuarentena no afectó demasiado mi actividad. Por lo general es bastante solitaria y disfruto de eso.
Claro que estos días extraño cierta rutina del estudio, especialmente los grupos de los talleres que son una fuente de estímulos e intercambio invaluable. Afortunadamente ya hace un tiempo que los comencé a migrar hacia lo virtual y ahora veo lo oportuna que fue esa decisión.
En este momento estoy trabajando en la edición de dos libros. Uno sobre los mares y otro acerca de la memoria. También comencé una autobiografía visual, un recorrido por mis varias vidas pasadas…
Hace ya muchos años que mi estudio se convirtió en el ámbito donde tengo las condiciones ideales para pensar, leer, crear y esencialmente cultivar el ocio en un aislamiento intencional y programado. Ahora intento reproducir en casa esas condiciones disfrutando además de un inusual contacto con la familia, el sol, las plantas y el impresionante silencio de la ciudad.
Por otra parte, la sensación es agridulce. Es imposible no pensar, con una enorme impotencia, en toda la gente que no dispone siquiera de los medios mínimos para cumplir con seguridad las exigencias de esta cuarentena.”
Eduardo Gil, abril 2020.
Compartimos una reseña a partir de su muestra en el Museo Timoteo Navarro en el marco de la 8º Bienal de Fotografía de Tucumán en donde fui invitado como artista homenajeado en 2018.
Eduardo Gil: El desorden de las apariencias
Por Paula Bertúa 2018
El desorden de las apariencias insinúa una acción y un gesto deliberado, apunta a jugar con lo que se tiene y barajarlo de otra manera y, al mismo tiempo, desestabiliza los lugares más fatigados por la práctica y la crítica fotográficas. El trabajo con el equívoco entre lo que se da a ver, se insinúa y retacea es, quizás, la cifra constante que hilvana las series: desde (argentina), donde puede leerse un relato en superficie o bien seguir las formas que relampaguean y enlazan unas fotografías con otras como en un canon visual, pasando por Paisajes, que juega con la ambigüedad entre lo físico y lo geográfico a partir de las texturas de un conjunto de rostros, hasta Aporías, donde las imágenes de edificaciones devastadas y detritus de la ciudad moderna esconden la perversidad de los proyectos neoliberales que las originaro.