Fue una época de manifiestos, panfletos, conferencias y disputas, que afianzó la corriente abstracto- concreta, y Serón, identificado con ella, se presentó en la escena rosarina hacia 1954 con una pintura estructurada geométricamente que provocó gran controversia a tal punto que se decía que “eso no era pintura”. Debe recordarse que por entonces ejercía la hegemonía el Grupo Litoral integrado, entre otros, por Gambartes, Grela, Herrero Miranda, Toman y Uriarte, reunidos para plantear discusiones sobre el lenguaje pictórico en lugar de las experiencias políticas anteriores, de orden político.

Desde entonces, su obra se manifiesta como una constante "persecución de las formas", en la que se basa para recorrer una incansable trayectoria despojada de todo prejuicio formal, y dejando de lado de lado los estereotipos, para apuntar a una búsqueda coherente y renovada de su imagen.

Eduardo Serón fue distinguido, en diciembre pasado con el Premio Trayectoria del Salón Nacional de Arte Visuales, el mas importante que otorga el Estado Argentino.