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Una que se presenta hasta el 25 de noviembre en el MACsur de Lanús una muestra teñida por la abstracción que explora emociones profundas a través de formas y colores atrapantes, conectando el mundo interior y exterior del ser humano. Estas emociones y reflexiones dialogarán en pinturas, dibujos, video y objetos que profundizan en la historia de cada artista: Nat Orlowski y Paula Parisot.
El curador de la muestra, Sasha Minovich, les plantea a las artistas expositoras una serie de interrogantes que forman parte de la esencia de esta propuesta. Aquí la entrevista:
Sasha Minovich -En sus obras parece haber una exploración profunda de las emociones humanas. ¿Cómo logran traducir experiencias emocionales complejas en formas y colores?
Nat Orlowski - En mis obras se traslucen las emociones, percepciones, intuiciones que subyacen en el inconsciente, se revelan en la medida que trabajo, y esto está conectado con el color, con el momento del día y con las vivencias e información que percibo y que se plasman en la tela. Más allá que lo azaroso que se manifiesta en el recorrido que realiza el agua, es también la intensidad del sol o el tiempo que queda esto expuesto a la intemperie lo que configura una imagen concreta. He observado y a su vez dejo que acontezca en mi manera de trabajar, en esta serie en particular, que soy un canal, tratando de que surja la obra desde un no-yo, una especie de acallar el ego para que aflore lo que no se y de esa manera comprender, me es absolutamente cierto que aprehendo a conocer la naturaleza de las cosas atreves de mi arte sobre todo del proceso. La manera de pensar es no pensando hacer obra y dejar que acontezca para luego reflexionar y ese dialogo posterior es que se revela lo oculto.
Paula Parisot - No sé si traduzco experiencias emocionales complejas en formas y colores, pero si estoy segura que el proceso, el hacer de una pintura o un dibujo es enigmático para aquel que lo hace. El acto de pintar, los gestos, la elección de colores es un juego constante donde creencias inconscientes y instintivas son más veloces que el racional y pensado - a diferencia del proceso de escritura, donde el lenguaje y la estructura y la sintaxis se llevan consigo cierta formalidad y lógica que me hacen estar más consciente de mis elecciones.
A medida que me sumerjo en una obra visual, me encuentro explorando territorios desconocidos, probando diferentes técnicas, colores y formas en un acto de tentativa y error hasta sentirme más segura para elegir y ser más asertiva. Para mí el acto de pintar o dibujar se convierte en una forma de liberación de las restricciones de la palabra. El color, como un lenguaje en sí mismo, se convierte en una herramienta para transmitir estados de ánimo y vibraciones. Cada elección de color está imbuida de significado, transmitiendo la intensidad de la emoción y el estado de ánimo que siento o deseo comunicar. Así como la línea o el movimiento del pincel. Un trazo más fuerte puede representar ira, pasión, mientras una línea suave puede trasmitir calma, serenidad, melancolía. El acto y también la obra terminada (o abandonada) están cargados de un significado que traspasa el lenguaje. Tal vez por esto mi imposibilidad de explicarlo.
Sasha Minovich- ¿En qué se basa su proceso y búsqueda creativa?
Nat - Mi búsqueda, en esta serie en particular, es compartir lo que pienso sobre este tema en particular de Registros, su significado y su importancia Entender que todo los que nos pasa queda impreso en nuestra alma de alguna manera, y esto nos va configurando, nos va limitando o habilitando a los pasos subsiguientes de la evolución de nuestro ser, nos configura una imagen espiritual, como si fueran mapas emocionales, vistas profundas de nuestro interior.
Paula- De un dolor del que no puedo deshacerme, de mi incomprensión, de mi incapacidad de encontrar la lógica, creo que por eso mi obsesión por ponerle palabras a todo, porque mi deseo es romper el dolor con palabras, y también con gestos, dibujos, pinturas y con mi cuerpo (cuando hago una performance), quiero romperlo o domarlo. Hay algo en mi historia familiar a lo que no puedo acceder emocionalmente, como si yo fuera un árbol y no pudiera distinguir mis raíces bajo tierra, porque no las reconozco del todo, y esto hoy va más allá de la infancia, incluye las elecciones que he hecho a lo largo de los años, las raíces que se han mezclado con las mías, lo que he estudiado, los amigos que he hecho y que no he hecho, los lugares en los que he vivido, las personas con las que mantuve relaciones largas, el hombre con el que he elegido casarme y tener hijos, las tragedias que uno no puede evitar, las veces pienso que muchas elecciones que hice son el resultado de traumas mal resueltos y también de una dificultad de hacer valer mis deseos y aceptar mis contradicciones. Todo esto me provoca una revuelta tan furiosa y energética que me pone en acción y es la acción, la realización de mi obra, lo que me hace crear una unión conmigo misma. Pero esto no tiene nada que ver con la sanación y sí con la búsqueda de la coherencia conmigo misma.
Sasha Minovich- Sus obras sugieren una conexión íntima entre el mundo interior y exterior. ¿Dónde encuentran el equilibrio, si es que existe, entre expresar sus experiencias personales y permitir que el espectador establezca su propio vínculo?
Nat- Creo profundamente que los resultados de los procesos a los que llego son compartidos y resuenan en cada uno de manera diferente dependiendo en que situación este el espectador, aquel que es a fin a la búsqueda interior resonara de una manera diferente a aquel que recién tiene su primer contacto. También son obras que abren un juego de percepciones que es innato a cada uno y son obras abstractas en concepto y en forma, por lo que quedan abiertas a ser abordadas desde cada individualidad. Al explicarlas habilito la búsqueda en el que escucha, pero en realidad son una metáfora de ideas encriptadas, como un mensaje hermético. Allí reside el misterio.
Paula- Mis experiencias personales son el punto de partida. Como dice el slogan feminista de la década 70: “Lo personal es político”, o sea, el objetivo es poner en común las experiencias personales con las estructuras sociales y políticas. Al hablar de mí, hablo del otro y del mundo donde estoy insertada. Lo privado y lo público, lo individual y lo colectivo, el mundo interior y el mundo exterior son temas cruciales en todo lo que vengo haciendo desde que publiqué mi primer libro de cuentos “La dama de la soledad” en 2007. La obra se convierte en un espejo donde convergen mis vivencias con las del espectador, creando un espacio donde las emociones e historias personales se entrelazan en constante cuestionamiento.
Sasha Minovich- ¿Hay alguna obra específica que sientan que refleja especialmente su voz y su visión? Si es así, ¿podrían compartir más sobre cómo se relacionan con ella en un nivel personal?
Nat - El cuerpo de obra que presento en el museo representa en este momento mi voz, un universo de metáforas guturales, que se manifiestan con el deseo, el deseo de ser en el mundo, de conectarse con lo primitivo y al mismo tiempo con lo divino…lo inabarcable …el sello con el que somos gestados.
Paula - Mi trayectoria, desde el inicio hasta el presente, ha sido un viaje a través de una variedad de medios y disciplinas. Mi camino artístico “formal” comenzó a los 20 años cuando empecé mi maestría en Bellas Artes en la New School University en Nueva York. En aquel entonces, trabajé en teatro experimental, y este enfoque me dio una base sólida para explorar nuevas formas de narración y comunicación. Con el tiempo, escribí libros de ficción, cuentos y novelas, y la literatura que se fusionan como elementos de performance, video, dibujos y pinturas. Estas disciplinas han sido una parte integral de mi proceso creativo. Aunque no tengo una obra específica para destacar, la esencia de lo que hago radica en contar historias y una historia puede ser un libro, un video, una fotografia, un dibujo o pintura. Siento que mi voz se ha ido moldeando a través de estas experiencias y se refleja en la forma en que abordo temas y experimento con medios.
Sasha Minovich- El arte a menudo refleja el crecimiento y la transformación personal. ¿Cómo han notado que su trabajo ha evolucionado a lo largo de los años y qué eventos o cambios personales han influido en esa evolución?
Nat- Absolutamente, lo mas bonito es que uno no sabe el final, es un transitar abierto al devenir, a amar la vida y plasmar el proceso de conocimiento y como este nos conmueve o interpela, es tan vasto y rico lo que uno puede recorrer que, solo acallando el ego, estar abiertos y desear evolucionar es que vamos generando obras originales, creo que en el movimiento esta el equilibrio y que en mi caso ser mujer tiene una profunda implicancia en como veo el mundo, ser madre me configuro una enorme cesibilidad y un montón de luchas internas, de renuncias y victorias . Actualmente gracias a los hallazgos de imágenes figurativas dentro de las obras abstractas, que surgen de las manchas plasmadas en la tela, me embarque en el mundo de los arquetipos de la mano de Jung, a tratar desentender el tarot, investigar Registros Akashikos, se de quiromancia, y distintas maneras de abordar el conocimiento del increíble universo que somos.
Paula - La evolución en mi trabajo ha sido un reflejo directo de mi crecimiento personal y mi aceptación de la naturaleza cambiante y no mesurable de la vida. A medida que los años han pasado, he experimentado una transformación profunda en cómo me relaciono con mi propia pratica artística. Antes, solía preocuparme demasiado por definirme en términos específicos, ya sea como escritora, artista visual u otro rol. Esta necesidad de encajar en categorías predefinidas me atormentaba y me hacía sentir que no pertenecía a ningún lugar en particular. Me sentia marginal – no sentido de estar al margen, de no tener pares. Sin embargo, con el tiempo, he aprendido que permitirme explorar diferentes formas de expresión sin preocuparme por las etiquetas. He llegado a entender que mi lugar es precisamente en el cruce de disciplinas, en un espacio donde no hay necesidad de definirse de manera rígida. Aceptar el cambio – que al fin y a cabo es lo unico seguro en la vida - y permitirme cambiar sin la presión de encajar en una “categoría específica”.
Hoy, mas que nunca, vivimos rodeados de definiciones, estadísticas, números y gráficos que buscan medir y cuantificar cada aspecto de nuestra existencia. Estos indicadores pretenden reflejar desde lo más objetivo hasta lo más abstracto, evaluando tanto lo que se considera exitoso como lo que se percibe como problemático. Las estáticas intentan influenciar nuestra comprensión de lo que va bien y lo que va mal en diferentes aspectos de la vida, ya sea en la economía, la salud mental o la felicidad individual. Observemos cómo se cuantifica todo a nuestro alrededor: la bolsa de valores se monitorea y evalúa en función de números que suben y bajan, el hambre en el mundo se mide en términos de estadísticas sobre distribución de renda o la disponibilidad de alimentos, y la depresión y incluso la felicidad se intentan traducir en escalas y puntuaciones. Incluso el bienestar y la prosperidad de cada individuo parecen estar vinculados de alguna manera al mismo enfoque que se utiliza para medir el PIB de una nación. Es en este contexto que el arte – no estoy hablando de mi trabajo ni de mi transformación personal - hablo de la importancia del arte, de todas las formas artísticas, como siendo un refugio fundamental en la vida de los individuos. El arte, a diferencia de las métricas y los números que intentan capturar nuestra compleja existencia, se niega a ser cuantificado. El arte es el asombro, la belleza, el horror, es intrínsecamente incuantificable.