Nota publicada online

Mar del Plata. El Museo de Arte Contemporáneo, MAR, abrió el año pasado las puertas del edificio de 7.000 metros de superficie que se levanta en Camet, a pocos pasos de la playa. La atractiva y extensa exposición inaugural dedicada al arte Pop, convocó casi un millón de visitantes. Desde entonces, un gigantesco lobo marino realizado con miles de alfajores por la diva del Pop, Marta Minujín, escolta el Museo.
Hoy, el MAR presenta una nueva muestra, “El museo de los mundos imaginarios”, pero el lobo, lejos de partir junto al arte Pop, se quedó y ya convertido en un icono, recibe a los visitantes.

Con los “mundos imaginarios” llegaron a Mar del Plata grandes maestros como Xul Solar, Gyula Kosice, Raquel Forner, Leónidas Gambartes, Líbero Badii, Víctor Grippo, Grete Stern o Liliana Porter, además artistas como Marcos López, Fermín Eguía, Duilio Pierri, Carlos Trilnick y, entre otros, varias estrellas de las últimas generaciones. Para comenzar, dominando el lobby de doble altura está “La torre de Babel” de Edgardo Giménez, una imponente estructura de nubes con escaleras que no conducen hacia ningún lado.
Entre sus videos, Liliana Porter muestra que es capaz de otorgarles elocuencia, identidad y hasta un alma a sus muñequitos. Luego los manda a vivir la vida, a enfrentar situaciones que provocan estupor, dolor, incertidumbre, amor, desesperación, impotencia y la mar de sensaciones y sentimientos conmovedores. Estas historias mínimas y las revoluciones ínfimas de un mundo diminuto, resultan tan problemáticas como las de la vida real.
El joven Eduardo Basualdo crea el mayor encantamiento visual: su laguna desaparece frente a nuestros ojos (el agua cae en remolino por un agujero central) para luego volver a aparecer.

Javier Mrad viene del mundo del cine y presenta un video con impecable oficio pero también con poesía, un relato configurado con teclados, mauses y otros objetos a los que les otorga una gracia especial. La estética de Alejandro Gabriel es deudora de los video-juegos, pero el personaje “Pilki Pilky”, un dulce caballito de juguete color rosa, es un hallazgo, seduce mientras se desplaza por la pantalla al ritmo del ballet “La Bayadera”. Los diseños originales de la dibujante argentina Dolores Avendaño para los libros de Harry Potter, el célebre personaje de Rowling, le aseguran al MAR el interés del público infantil.
Son varias las instalaciones que atrapan la atención del espectador. Algunas son dramáticas o truculentas, como el crimen montado en una cabaña por el grupo Provisorio Permanente, o las imágenes de los personajes decapitados de Florencia Rodríguez Giles, y la maqueta de una desolada biblioteca junto a la escena de unos muñecos descuartizados de Sebastián Gordín. En la selección del MAR figura una de las más intensas fotografías de RES: “Yo cactus”, un autorretrato donde el propio artista se transforma en esa planta especial, cambio que implica la pérdida de la condición humana. Luego, sobre la condición siniestra que pueden adoptar de repente las cosas familiares, trata el video doméstico de Eugenia Calvo.
Ananké Asseff plantó un tigre que se desplaza hacia un hombre que permanece inmóvil, con la actitud mansa de una víctima resignada. Ambos están realizados en brillante metal plateado y en tamaño natural, el clima es cinematográfico: el espectador se ve obligado a imaginar un desenlace.

Si bien la cita al libro de Borges está relativizada en los textos de Telerman y de Alonso, resulta fácil asociar la muestra a la risa de Foucault cuando relata el origen de “Las palabras y las cosas”, y escribe: “Este libro nació de un texto de Borges. De la risa que sacude, al leerlo, todo lo familiar al pensamiento —al nuestro: al que tiene nuestra edad y nuestra geografía—, trastornando todas las superficies ordenadas y todos los planos que ajustan la abundancia de seres, provocando una larga vacilación e inquietud en nuestra práctica milenaria de lo Mismo y lo Otro. Este texto cita ‘cierta enciclopedia china’ donde está escrito que ‘los animales se dividen en a] pertenecientes al Emperador, b] embalsamados, c] amaestrados, d] lechones, e] sirenas, f] fabulosos, g] perros sueltos, h] incluidos en esta clasificación, i] que se agitan como locos, j] innumerables, k] dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l] etcétera, m] que acaban de romper el jarrón, n] que de lejos parecen moscas’. En el asombro de esta taxonomía, lo que se ve de golpe, lo que, por medio del apólogo, se nos muestra como encanto exótico de otro pensamiento, es el límite del nuestro: la imposibilidad de pensar esto. […] Lo que viola cualquier imaginación, cualquier pensamiento posible, es simplemente la serie alfabética (a, b, c, d) que liga con todas las demás a cada una de estas categorías.
En suma, la muestra funciona como un estimulante poderoso que despierta al visitante, lo induce a dejarse llevar hacia ese submundo que provoca extrañamiento, donde la realidad y la ficción se confunden.

La exposición está organizada por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires que preside Jorge Telerman y permanecerá abierta hasta el mes de diciembre.