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Walden Gallery, el espacio dirigido por Ricardo Ocampo ubicado en el local en que funcionó el emblemático CayC, inauguró “La superación de la guerra”. Se trata de la primera exposición individual de Magdalena Jitrik, con la curaduría de Raquel Masci.
La muestra reúne un conjunto de obras que datan de los años 90, cuando la artista participaba en la galería del Centro Cultural Ricardo Rojas y de la Beca Kuitka y algunos trabajos de producción reciente.
Al entrar en La superación de la guerra, la exhibición de Magdalena Jitrik en Walden Gallery, uno siente que está en una película de ciencia ficción vintage. La arquitectura aérea de la galería más las pinturas de la artista y Soviet, una mesa tallada y suspendida con pequeñas esculturas alusivas a la obra de Constantin Brancusi y al Monumento a la Tercera Internacional o Torre de Tatlin del escultor ruso Vladímir Tatlin, crean ese extraño clima.
La superación de la guerra reúne obras de los años noventa y otras actuales que incluyen tintas sobre papel (muchas son bocetos de pinturas), óleos y un objeto escultórico suspendido. Incluso el título de la muestra, que la artista pensó hace tiempo, se vincula con una práctica suya de los noventa: buscar títulos - consigna con fuerte carga simbólica.
“En los noventa yo pintaba cuadros abstractos, composiciones, figuras, con criterios de equilibrio, tensión: un ejercicio formal de color. Pero simultáneamente iba a la biblioteca y empecé a leer sobre historia en general y sobre historia del socialismo en particular. Esa situación de hacer una actividad que no era la mía, con la presión autoimpuesta de que yo tenía que pintar y en lugar de hacer eso estaba leyendo o estudiando, fue una manera de ligar las dos actividades. Eso es lo que vengo haciendo desde esos años hasta hoy”, cuenta Jitrik desde México.
Está realizando una residencia en la Tallera (Cuernavaca), el ex taller de David Alfaro Siqueiros y su casa en los últimos nueve años de su vida, hoy convertido en un museo y centro cultural. Jitrik conoce bien México ya que su familia se exilió allí entre 1974 y 1987.
Siqueiros creó este espacio en 1965, en sus palabras, para “llevar a la realidad una idea que desde 1920 teníamos Diego Rivera y yo, es decir la creación de un verdadero taller de muralismo donde se ensayaran nuevas técnicas de pinturas, materiales, aspectos geométricos, perspectivas, etc.”. El inmenso taller tenía máquinas, andamios, laboratorios para analizar los componentes y la durabilidad de los colores y “un departamento de fotografía, con cámaras fílmicas, con todo, todo lo que necesita un pintor muralista, hasta con los elementos y accesorios para penetrar en el escabroso campo de la dinámica de los colores y la relatividad de las formas geométricas en el espacio activo”.
En la biblioteca de la Federación Libertaria Argentina (FLA), Jitrik leyó y transcribió párrafos de libros en una antigua máquina de escribir; colaboró con el fichado. Y los textos transcriptos integraron su gráfica política. Sumando textos con impronta política e histórica, Jitrik logró darle a la abstracción un sello propio, singular. “Todo lo que parecía no estar vinculado directamente a la obra finalmente lo ligué: titulaba con los subrayados de las lecturas”.
La superación de la guerraes un título inspirado en su lectura de Los Manuscritos económico-filosóficos de 1844, de Marx. Jitrik trascendió los aspectos formales para darle a la abstracción contenido con anclaje filosófico, histórico, y en nuestra actualidad. Allí están cerca del guiño a la Torre de Tatlin obras como Desaparecida, Sueño Santiago, Tu herida ha brillado, y Donde estuvo, donde una serie de preguntas interpelan al espectador: “¿Dónde estuvo? ¿Dónde lo tenían? ¿Por qué mataron a Santiago Maldonado?”.