Nota publicada online
Su actual muestra en Malba, curada por Patricia Rizzo, Equinus Equestris, reúne una selección de 60 obras de su producción reciente, inspiradas principalmente en la cultura ecuestre, que invitan a reflexionar sobre la identidad nacional. Un tema recurrente en su trayectoria, iniciada en los años 60.
Luis Fernando Benedit es argentino hasta los tuétanos; nació en Buenos Aires en 1937, estudió arquitectura en la Universidad Nacional de esta ciudad y paisajismo en Roma; ya reinstalado en nuestro país formó parte del Grupo Cayc, dirigido por Jorge Glusberg. Se autodefine como un conceptual figurativo y es uno de nuestros artistas que más tempranamente ha obtenido reconocimiento a nivel internacional. Su actual muestra en Malba, curada por
Patricia Rizzo, Equinus Equestris, reúne una selección de 60 obras de su producción reciente, inspiradas principalmente en la cultura ecuestre, que invitan a reflexionar sobre la identidad nacional. Un tema recurrente en su trayectoria, iniciada en los años 60.
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AAD: ¿Quién surgió primero, el Benedit artista o el Benedit arquitecto?
LB: " De chico conocí a Berni y a Castagnino en casa de mi tía Cecilia Benedit y me maravillaba verlos pintar," recuerda el artista."El secundario lo cursé en el Champagnat y era el que dibujaba en la clase; hacíamos la revista "El Coño", tenía colaboradores y yo me ocupaba de los titulares y las ilustraciones ". Mientras Benedit proyectaba su vida como arquitecto también pintaba y sus referentes de ese momento fueron Macció, Noé y Greco. Poco antes de recibirse, Damián Bayón lo entusiasmó para que expusiera y así lo hizo, en la Galería Lirolay, junto a Marta Minujín, Dalila Puzzovio y Roger
Alhua. "¡Lo que más me gustó de esa exposición es que Rafael Squirru me compró una obra!".
Recién casado se fue a vivir a España donde trabajó como arquitecto y un coleccionista suizo le compró sus pinturas a lo largo de dos años. Volvió a la Argentina, pero corrían épocas difíciles por lo que se radicó en Roma dónde conoció la obra de Gianni Kounellis, "Una verdadera epifanía!" a
partir de la cual su obra dio un giro fundamental. Benedit siempre se mostró como un hombre asombrado frente al mundo; el cruce entre lo artificial y lo natural despertó especialmente su interés. En 1968 presentó en Rubbers
Microzoo, una instalación con pájaros mecánicos, flores artificiales y un panal con abejas vivas que se escapaban por Florida. "Me interesaba la idea de presentar y representar; hice hormigueros y otros habitáculos, comencé a
diseñarlos y a pintarlos en acuarela".
Fue invitado en 1970 a la Bienal de Venecia, una bienal arte-ciencia con el Biotrón: un hábitat artificial en la que anidaban 4.000 abejas que se alimentaban de miel que emergía de flores artificiales. Poco después, llegó la invitación al Moma con el Fitotrón, un cultivo hidropónico; una obra verdaderamente compleja que ahora se exhibe en Malba. Y, si bien estaba instalado como artista conceptual ligado a la ecología, comenzó a sentirse fuera del campo del arte y fuera del campo de la ciencia. A partir de entonces comenzó a realizar sus propios proyectos de arte-ciencia en
acuarela, pensados como obras de arte, pero con una sistematización propia de la arquitectura.
Los bichos que encontraba en el campo comenzaron a ser sus modelos para diseñar y producir objetos. Su hijo Tomás, de siete años, dibujaba muchísimo y así surgieron "las obras de tercer grado", como las llamó Glusberg: el dibujo original del hijo, el proyecto del padre y el objeto terminado.
Así es como, a lo largo de toda la obra, el Benedit artista, el arquitecto y el diseñador se interrelacionan de manera indivisible.
AAD ¿Cómo surge ese camino en busca de la identidad nacional?
LB: A Benedit le interesan la tradición y sus códigos; los rescata del olvido y los afirma al presente para que recordemos nuestro origen. Su tradición de campo se remonta a su niñez, allí descubrió el infinito horizonte pampeano, el amor de los peones por su tierra, por su caballo y su perro. Siempre le interesaron las pequeñas grandes historias de nuestros próceres, de nuestros santos populares y los libros de viajes.
AAD: "¿Por qué los huesos? LB:Siempre me gustaron, tienen un significado muy
metafórico, guardan la memoria, perduran en el tiempo y es lo último que desaparece. Siempre me llamaron la atención los esqueletos en el campo y recuerdo como me impactó la descripción de un inglés cuando relataba los malones que arriaban las cabezas de ganado hacia chile a campo traviesa: no había un camino pero se veía la rastrillada, las vacas muertas dejaban como huella 'un mar de huesos blancos'. Un día se me ocurrió pulir uno y el resultado fue fantástico. Me encantó como material, la primera obra que realicé con ellos fue en los 90: una silla que Ruth Benzacar llevó a Arco".
En la actual muestra en Malba se exhiben varias obras relacionadas a la cultura ecuestre producidas en diferentes formatos: anatomías equinas grabadas sobre espejos con marcos especialmente diseñados que completan a
obra. Cuadros abstractos realizados con huesos de vaca y caballo y sillas diseñadas en el mismo material. Cierran la muestra, dieciséis retratos -organizados en cuatro grupos- de descendientes de caciques de la Pampa, realizados magistralmente con carbonilla, sanguínea y grafito sobre tela.
Estos rostros de la tierra, toscos y curtidos, que provienen de linajes poderosos, de los que no queda ningún rastro en sus miradas resignadas, dan cuenta sin embargo, del placer que le produce al artista dibujar.
Hacía más de siete años que Luis Benedit no exhibía individualmente en Buenos Aires. La experiencia de exponer en Malba le permitió conocer la profesionalidad del grupo humano museo: "!Tan profesional como el equipo de la Fundación Daros!", señaló el artista que expuso en Suiza el año pasado.
AAD: ¿Un desafío pendiente?
LB: "Diseñar una escenografía para el Teatro Colón..." ¡Habrá que proponérselo!
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Hasta el 27 de julio
MALBA - MUSEO DE ARTE LATINOAMERICANO DE BUENOS AIRES
Av. Figueroa Alcorta 3415 , Capital Federal
Fundación Costantini - Sala 3 (1º piso)