Nota publicada online
La totalidad de los trabajos que Edit Cardile exhibe en Galería Vallmitjana sustentan una profunda fuerza impulsora de los opuestos y es que la artista ha utilizado tinta con punto negro sobre blanco como si se tratase de partículas cuánticas que se combinan en nuestra imaginación; todo parece manifestarse en especial interacción entre la materia oscura y los fenómenos de nuestros circuitos neuronales. Al mirar las obras percibimos que nos enfrentamos a nuestras propias preguntas ocultas.
Es entonces que aparecen imágenes como “El corazón errante” o “El viajero regresando”. Los cielos parecen ser galaxias en movimiento y, al explorar los espacios y territorios de cubos distorsionados, descubrimos dimensiones que indican la no direccionalidad con extremos que se convierten en el punto cero de la geometría y la antigravedad.
Tal vez Cardile caminó con su mente largos atardeceres y noches por un extenso desierto hasta que llegó al lugar donde terminan todas las cosas y , desde allí, regresó para explicar el haber enfrentado el tremendum de lo incognocible.
En una de sus obras, acompañadas por dos laterales que forman un tríptico, vemos imágenes ancestrales como el demiurgo y el tarótico Arlequín junto a escaleras de mano y una gran espiral, “El origen de los mundos” es el título de este excelente trabajo.
Al reflexionar sobre el impacto y el contenido total de la exposición sentimos el llamado de un retrotiempo en donde se unen todas las dimensiones del espacio, la materia y la profundidad de los recuerdos porque pienso que están todos grabados en el espejo interior del mundo imaginario colectivo.
Post Scrptum
Al haber mencionado la materia me refiero a nuestro cuerpo. Es en las cuevas del corazón donde quizás está el motor memorial de estas obras, ya que este enigmático órgano tiene una extraña relación directa con lo que nos rodea y sucede -en la muestra hay dos dibujos del corazón- y parece ser el lugar del yo secreto.
Hemos elegido a Néstor Cruz (Argentina, 1933) porque su pintura, de exquisitas veladuras, instala una escenografía mágica que irradia “un sentido remoto y enigmático”, del mismo modo que hace Edit Cardile. Sobre la filosofía y la matemática asienta su quehacer plástico, donde la imagen hace sospechar que hay algo fantástico y no develado que subyace al objeto, como si la obra fuese un espejo que refleja, al mismo tiempo, la realidad e irrealidad de lo representado. |