Nota publicada online
La obra es una reconstrucción fiel de la mítica ambientación producida en 1965 por Marta Minujín y Rubén Santantonín en el Centro de Artes Visuales del Instituto Torcuato Di Tella.
Considerada por los especialistas como una reconstrucción "quirúrgica" por el nivel de precisión que han logrado en conjunto la artista y el Museo.
La exhibición -que ha recibido más de 50.000 visitantes desde su inauguración el pasado 8 de octubre de 2015- tendrá un período de cierre temporario al público entre el 28 de febrero y el 15 de marzo por mantenimiento, y reabrirá sus puertas a partir del 16 de marzo hasta el 22 de mayo, fecha de cierre definitiva.
Respecto a la donación, Minujín declaró:“Me pareció muy bueno donarla para que, cuando yo no exista, dentro de 50 años, se pueda volver a ver”, refiriéndose a esta pieza central en el imaginario cultural nacional, devenida en uno de los grandes hitos de la historia del arte argentino.
La reconstrucción de La Menesunda significó un gran desafío, tanto en sus aspectos constructivos como conceptuales, que se pudieron llevar a cabo a partir de documentación, fotografías, videos, notas de prensa, material audiovisual y testimonios de los artistas (Floreal Amor, David Lamelas, Leopoldo Maler Rodolfo Prayón, y Pablo Suárez) que colaboraron con Minujín y Santantonín en la pieza original de 1965. Este trabajo demandó una tarea compleja y conjunta de los departamentos de Curaduría, Producción y Conservación del Museo; de Marta Minujín y de un equipo de especialistas contratados para la ocasión.
La titánica tarea de reconstrucción implicó entender la planta original y cómo se disponían los ambientes en el espacio -no existen planos de la obra original y el registro con el que se cuenta es limitado y fragmentario-; definir el tamaño de cada uno de los ambientes; investigar los materiales utilizados en la realización original, identificarlos, averiguar cuáles de ellos aún se siguen fabricando, cuáles permitían reconstruir la materialidad y cuáles no, etc. Durante los últimos cincuenta años, se fueron incrementando las medidas de seguridad preventivas en los museos, lo que implicó un trabajo de adaptación de varios aspectos que debieron adecuarse a los requerimientos actuales, sin alterar por ello ni la estética ni la atmósfera de la obra de 1965.