Nota publicada online
La 59ª edición de la Bienal de Venecia reabrió sus puertas con la mayor de las expectativas -con un año de retraso debido a la pandemia que paralizó al mundo- y podrá visitarse hasta el 27 de noviembre de 2022.
Desde Arte Online, a lo largo de diferentes entregas compartiremos la mirada de algunos referentes de nuestro medio.
Esta 59ª edición de la Bienal de Venecia cuenta con la mirada surrealista de Cecilia Alemani, la primer mujer italiana en ocupar la curaduría general de esta Exposición Internacional de Arte. “Tengo la intención de dar voz a los artistas para crear proyectos únicos que reflejen sus visiones y nuestra sociedad”, ha declarado Alemani. Así nació el concepto curatorial, “La leche de todos los sueños” inspirado en el libro de Leonora Carrington (1917–2011) en el que la artista surrealista naturalizada mexicana describe un mundo mágico en el que la vida se replantea constantemente a través del prisma de la imaginación. Es un mundo donde todos pueden cambiar, transformarse, convertirse en algo o en alguien más; un mundo liberado, rebosante de posibilidades. Pero también es la alegoría de un siglo que impuso una presión intolerable sobre la definición misma del yo, obligando a Carrington a una vida de exilio: encerrado en hospitales psiquiátricos, un eterno objeto de fascinación y deseo, pero también una figura de poder sorprendente.
La exposición “The Milk of Dreams” toma a las criaturas de otro mundo de Leonora Carrington, junto con otras figuras de transformación, como acompañantes en un viaje imaginario a través de las metamorfosis de los cuerpos y las definiciones de lo humano.
Esta edición incluye más de doscientos artistas de 58 países y, por primera vez en sus 127 años de historia, la Bienal incluye una mayoría de mujeres y artistas de género no conforme a una elección que refleja la escena artística internacional llena de fermento creativo y un replanteamiento deliberado de la centralidad del hombre en la historia del arte y la cultura contemporánea.
Para Teresa Bulgheroni, presidenta de la Fundación Malba, "una de las artistas que más me impactó de esta Bienal fue Simone Leigh, representada en la muestra principal curada por la propia Alemani -junto a la cubana Belkis Ayón– y envío del pabellón estadounidense. Son pocas esculturas de cuerpos femeninos pero potentes y muy bellas, con un mensaje claro: visibilizar el racismo histórico en Estados Unidos y destacar la riqueza de la cultura afroamericana.
En la exposición central, es imperdible la sala dedicada al surrealismo con las pinturas de Remedios Varo. El préstamo de dos piezas por parte de Eduardo F. Costantini (Simpatía. La rabia del gato de 1955 y Armonía. Autorretrato sugerente de 1956) fue un gesto de enorme generosidad destacado por Alemani. Ambas obras se exhiben por primera vez en Europa y conforman en parte el eje central de su curaduría para la Bienal.
“Ya desde su título esta Bienal nos habla de la imaginación y de los sueños. En el pabellón francés, Zineb Sedira creó una "mise en abyme", un film dentro de un film para evidenciar el artificio asociado al cine. Al entrar se ingresa en un set de filmación donde una pareja baila tango en el escenario de un bar. Luego nos lleva hacia otro lugar donde, esta vez en un film baila otra pareja. ¿Seguimos despiertos o hemos abandonado el estado de vigilia? Esta es la primera vez que Francia está representada por una artista de origen argelino.”
“Alineada con otras propuestas de esta Bienal, la apuesta de Monica Heller por la videoinstalación creo que fue un acierto. A través de un abordaje tecnológico en animaciones 3D, la participación de Heller en el Pabellón Argentino nos interpela en nuestras relaciones con lo humano, con la naturaleza y con lo artificial. Aspectos del surrealismo -inspirados en artistas como Leonora Carrington y Remedios Varo entran en juego con la fluidez que presentan estos personajes tecnológicos que nos devuelven una imagen transformadora de la humanidad en una propuesta envolvente y conmovedora.”
En el caso de Gabriel Chaile, no solo es llamativa la monumentalidad del conjunto escultórico, si no también la referencia a su propia historia familiar: un homenaje a sus padres y abuelos, junto a la cultura popular prehispánica. Su ubicación en el centro del Arsenale también le da un lugar muy preponderante, imposible que pase desapercibido.”
“En el marco de esta Bienal, también descubrí a dos artistas que no conocía. Una es Louise Bonnet, artista suiza que trabaja en Los Ángeles y se destaca en el Arsenale con un tríptico de grandes dimensiones que pone en entredicho la razón. La otra es Rosemarie Trockel, artista alemana que expone en un lugar de privilegio en el pabellón central. Justo antes de ver las pinturas de Leonora Carrington. Cecilia Alemani seleccionó las pinturas hechas en lana que ponen el foco en el tejido. De colores vibrantes (amarillo, violeta y azul) tiene un gran impacto visual.
Para Sol Juárez, gerente de creatividad e innovación en Azcuy y promotora de uno de los premios de arte contemporáneo mas importante de nuestra ciudad, "A diferencia de otras bienales -en las que hubo alguna obra o algún pabellón que me impactó en particular y que todavía conservo como herramienta de inspiración-, esta vez no me pasó con algo en particular sino con la propuesta en su totalidad. Es interesante y fuerte el concepto de Alemani. Repensar lo humano, el foco en las mujeres y la combinación de la historia con lo contemporáneo. Hay bastante registro también de lo ciborg, la prótesis de lo digital y del pixel, es un aporte interesante a la conversación entre el arte y los temas actuales."
"De cierta forma uno puede encontrar links a la propuesta de Cecilia Alemani en las distintas exposiciones y pabellones. Cecilia habla de la metamorfosis del cuerpo, de la definición de lo humano. Ella quiere traer a la conversación estos conceptos al retomar el libro The Milk of Dreams, de Leonora Carrington, con el surrealismo mágico, la vida con cambios, la imaginación. Por eso el pabellón de Bélgica me gustó particularmente, me pareció muy sutil en su forma de mostrar niños jugando de distintas partes del mundo, con una mirada sencilla, agradable y despojado en términos de montaje: una instalación de varias pantallas de distintos tamaños. Me emocionó el juego de sonidos que surgen de estas pantallas, sonidos de momentos reales, algo entre humano y animalesco que generan una especie de tensión constante. Parece como si algo fuera a pasar, pero en realidad es un continuado de niños saltando la soga o jugando con una rueda. Hay algo de lo simplemente mágico, del sueño, del comportamiento humano, varios de los temas que propone esta Bienal."
"También me impresionó el trabajo de gran escala que te recibe en Arsenale de Simone Leigh y Belkis Ayón. Es una mujer enorme, de color oscuro y sin ojos que se impone por su escala y sus formas. Particularmente me interesa la escala monumental, la continuación de la obra se desarrolla en el pabellón de Estados Unidos. También me gustó la obra de Katharina Fritsch, que te da la bienvenida en el Giardini. Un elefante que podría ser un animal raro, algo post humano, que, aunque no se pueda ver en detalle porque está muy elevado, se impone por su escala y es fascinante."
En cuanto a la representación de Argentina, en el pabellón Nacional, Sol Juárez, considera que "la obra de Mónica Heller tiene que ver con la propuesta de Milk of Dreams. Una propuesta un tanto mutante: una paloma que habla a través de un trabajo tecnológico de animación y de narrativa dada por inteligencia artificial. La obra de Heller provoca reflexiones, e inclusive situaciones aleatorias: entender la existencia con lo coherente y lo incoherente. La instalación tiene otras pantallas donde ocurren otras cosas con otros personajes bastante particulares, casi aliens, mutantes entre animales, humanos y cosas."
"La obra de Gabriel Chaile, me parece gloriosa. Tiene un sentido estético y material increíble. La escala que propone para las cinco piezas es impactante. A mí, particularmente, la materialidad es algo que me atrae mucho en las obras de arte y que Chaile trabaje con un material tan elemental: el barro, y lo realice con una tecnología tan antigua- me parece fascinante. Los caracteres que trabaja: estos mutantes, entre animales al estilo de manga japonés y humanos, con los que representa a personas clave de su familia que existen y están vivos, me parece genial."
¡Continuaremos con nuevas miradas!