Nota publicada online
"Un jardín del punto atrás" representa la culminación de un año de labor meticulosa por parte de Inés, desarrollada en diálogo constante con la curadora Bárbara Golubicki. Esta exhibición ejemplifica la dedicación y la persistencia características del proceso creativo de Raiteri. Es notable cómo la artista, en su modestia y genialidad, concibe el acto creativo no como un acto individual, sino como un proceso inherentemente colaborativo, desafiando así varias nociones tradicionales dentro del arte contemporáneo.
La práctica artística de Raiteri se caracteriza por una exploración profunda de la espacialidad, en su tránsito y en su habitar. La obra se nutre significativamente de la arquitectura y el paisaje como fuentes primarias de inspiración. En lugar de producir obras en el sentido tradicional, Raiteri conceptualiza instalaciones. Con un enfoque más procesual que objetual, la artista misma articula su metodología afirmando: "mi cabeza es de pintora", lo que sugiere una aproximación pictórica a medios diversos.
La naturaleza exploratoria de Inés Raiteri abarca un amplio espectro de técnicas. No se limita a los lienzos convencionales, sino que incorpora las paredes del espacio expositivo como parte integral de su obra, difuminando los límites entre la arquitectura y el arte. Dos grandes murales de papel sublimado contienen y verticalizan a este jardín. Los tapices colgantes le llevaron mas de seis meses de bordado cada uno. Dos telas aterciopeladas también sublimadas, pero intervenidas por la mano de la artista. Y el remate final, una larga serie de papeles bordados en blanco que atraen la mirada a la distancia por el brillo de los marcos dorados. En las abstracciones que solo se revelan ante una observación intimista, Raiteri deja el frente y el dorso al desnudo de una misma realidad. Así como las Moiras tejían mucho más que simples hilos, ya que hilaban el destino mismo; la artista, en este jardín, recupera algo de su pasado y lo trae al presente como un ejercicio educativo.
La obra irrumpe y emerge en la sala. La naturaleza opera en ciclos y patrones, al igual que el trabajo de Raiteri muestra patrones repetitivos pero siempre únicos. Como las variaciones en las hojas de un árbol, reinventa en cada pieza nuevos patrones y combinaciones de colores. Refleja la biodiversidad de la naturaleza, donde cada elemento, por pequeño que sea, contribuye a la belleza y funcionalidad del conjunto. Y como una telaraña que parece delicada pero es increíblemente resistente, estas piezas contienen una estructura compleja y fuerte a partir de elementos frágiles aparentes.
Un jardín del punto atrás
de Inés Raiteri
Curaduria: Bárbara Golubicki
en Ungallery
hasta el 26 de octubre