Roncoli fue invitado para realizar un cuadro inspirado en AIDA, la obra fue adquirida para la  colección del Teatro Colón y la misma será adaptada a las gráficas de difusión de AIDA y para el programa de concierto, para el cual también escribió unas palabras.

"Desde que tengo memoria, al comenzar mis pasos en las artes visuales, siempre estuve interesado en buscar la manera de combinarlas con el sonido. Pienso que la música no tiene fronteras: se expande más allá de un formato físico y conecta de una forma que va mucho más allá de un cuadro colgado en un museo.

Antes de agarrar un pincel, tocaba una guitarra criolla que mis padres me regalaron cuando tenía 10 años, junto con un cassette de KISS. En esa banda descubrí una combinación de sonidos, teatralidad y gráficas setenteras que me marcaron para siempre. Luego llegaron algunas bandas de rock que formé, pero, poco a poco, la vida me fue llevando a estudiar Bellas Artes en la Prilidiano Pueyrredón.

La música, sin embargo, siempre fue parte esencial de mi vida. No solo como un medio de inspiración, sino como una expresión personal. Me llevó a diseñar tapas de discos, a mantenerme cerca de los músicos y a explorar ese mundo sonoro desde distintos ángulos. Esa conexión creció tanto que, casi sin darme cuenta, dos premios Grammy marcaron el inicio de un camino inesperado en la industria musical, mientras seguía desarrollándome como artista visual.

Y ahora, ¿qué pasa si mezclamos todo eso? ¿Qué podría surgir? Mis fuertes deseos de experimentar la unión de todas las artes fueron escuchados. Por una especie de ósmosis, llegó la convocatoria del teatro más prestigioso de Argentina y del mundo: el Teatro Colón. Nada menos que para trabajar en AIDA. Es difícil explicar lo que sentí al recibir esa invitación, pero puedo

decir que fue una de las mayores alegrías de mi carrera. No solo es un honor colaborar con una institución tan icónica, sino también una responsabilidad que asumo con enorme gratitud y respeto.

Aunque paso gran parte de mi tiempo y de mi carrera artística entre Europa y Estados Unidos, puedo decir que mi obra no ignora la frase: “Nadie es profeta en su tierra”. Siempre estaré profundamente agradecido por esta oportunidad única en mi propio país. Recuerdo que al salir del Teatro Colón con mi hija mayor, después de haber entregado la obra original, ella me dijo: ´Qué hermoso país tenemos y cuántas cosas lindas dejamos de ver entre tanta vorágine´.

Apoyemos siempre todas las artes como podamos. El Teatro Colón es un orgullo nacional que perdurará por muchísimas generaciones, y es importante que enseñemos a valorarlo." señaló Claudio Roncoli.