Nota publicada online
Más de 100 obras, desde los afiches que diseñó en su gestión como director de arte del Teatro General San Martín hasta los bocetos de instalaciones de escena y vestuario de ballet para obras de Mauricio Wainrot, su compañero de vida. Sus trabajos para escenografía, siempre estuvieron atravesados por su producción plástica, razón por la cual Carlos Gallardo nunca se definió como escenógrafo sino como un artista plástico que instala en escena.
Gran parte de su ductilidad expresiva para trabajar diversos materiales y enfoques, como su mirada reflexiva que descansa en los pequeños detalles, se pueden ver en la puesta de la enorme sala del Espacio de Arte de la Fundación OSDE. Es sobria en cuanto al color y respeta esa épica sin estridencias que Carlos Gallardo usaba para meditar sobre el tiempo, la belleza y la fugacidad.
Fallecido hace poco más de diez años, en un accidente automovilístico, la huella de su trabajo, la potencia del uso de materiales simples, la diversidad con que podía entrar y salir de los trabajos, hicieron que el impacto de su partida fuese muy sentido. Y está muy bien que siga Mercedes Casanegra trabajando los aspectos de su obra, ya que ella curó la interesante muestra póstuma del Malba en 2010. En el texto algunos aspectos de su producción están muy elocuentemente definidos: “No es la belleza lo primordial; hay fugacidad acumulada, contundencia. Paradójicamente, esa economía de medios expresiva se hace abismal, se vuelve casi metafísica.”
Carlos Gallardo respondía muy bien al modelo de artista contemporáneo, integral y multifacético, criado en los años 60 en medio de una estimulación que reclamaba a los jóvenes nuevas voces. Se dedicó muchos años al diseño editorial, fue parte de destacadas revistas con una larga experiencia en su paso por las editoriales Abril e Hyspamérica y la revista Summa, entre otras, y en el trabajo de manera independiente en su estudio, con marcas importantes como el Teatro Colón, Argentina 78 Televisora Color y otras, pero sin abandonar el dibujo y la pintura. Gallardo recordaba en un reportaje que “cuando gané la Bienal de Diseño de Buenos Aires en 1984, renuncié, opté por cerrar un capítulo y decidí apostar a la plástica, mi vocación más profunda. Significaba para mí hacer un ejercicio de libertad más fuerte.” En 1983, fue convocado por Kive Staiff, el director del Teatro General San Martín de Buenos Aires, para ocupar el puesto de director de arte de la institución. Allí realizó cerca de veinte afiches, como los de la obra Galileo Galilei, el de una presentación de Susana Rinaldi, entre tantos otros, además del institucional del Teatro; este conjunto es su producción más temprana en esta exposición. En 1984, comenzó a trabajar junto a Mauricio Wainrot en instalaciones de escena y vestuarios de las obras dirigidas por él en el Teatro San Martín. Se habían conocido a fines de los 70 y fueron inseparables compañeros de vida y de labor artística conjunta. Las escenografías o instalaciones en escena y los vestuarios de ballet lo ocuparon de modo tal que tomó la decisión de dejar la gráfica.
En el concierto de su vocación plural, en estas cuatro series –Theatrum mundi, Vestigio (Errancias), Erratum y (Destiempos)– se hace oportuna la afirmación de que Carlos Gallardo buscaba en la memoria colectiva –diseminada en paisajes y objetos– respuestas al sentido del tiempo. De manera simbólica, la instalación Finale (2003), un conjunto de trece atriles, similares a los utilizados por los directores de orquesta y que sostienen las hojas con pentagramas, se halla en el centro de la sala. Solo que aquí se trata de cartas que tienen un baño de siliconas que las protege del paso del tiempo, pero, a la vez, ya no permiten la lectura de los textos. La misma obra tiene una versión en la que los atriles, en vez de hojas de papel, sostienen panes de césped verde, como la instalada en la plaza Lavalle de Buenos Aires.
Carlos Gallardo se formuló de manera retórica preguntas existenciales en tono filosófico–Qué, Quién, Cómo, Cuándo, Por qué– que, en muchos casos, superpuso a las imágenes fotográficas.
Carlos Gallardo. Obras 1983-2008
Lugar: Espacio de Arte Fundación OSDE, Suipacha 658, Piso 1.
Fecha: hasta el 27 de abril.
Horario: lunes a sábados, 12 a 20.
Entrada: gratis.