Nota publicada online
Jerónimo Salvatierra, realiza registros fotográficos cuando recorre los pueblitos de los Valles Calchaquíes, apropiándose de las anónimas arquitecturas de adobe que encuentra a su paso, para luego, reconstruirlas digitalmente. Estos “artefactos arquitectónicos” resultantes, componen estructuras que la mente reconoce y que, inmediatamente, se vuelven inquietantes porque parecen desprenderse de su realidad “fenomenológica” para flotar en el aire, contradiciendo todas las leyes de la naturaleza.
Desde Arte Online lo convocamos a compartir una reflexión en tiempos de asilamiento obligatorio.
En estos extraños días de cuarentena echo de menos la libertad de poder escaparme un fin de semana a Santa María (Catamarca) a visitar a mis padres (vivo en Tucumán capital), estar con ellos, en la casa o en sus talleres, charlar de todo un poco y me muestren las obras en que están trabajando. El aire puro, el sol, los cerros y el verde de los Valles. Darle un beso y un abrazo fuerte a los afectos que están lejos y no tanto, pero aislados igualmente. Extraño poder salir al sol, a tomar mate en una plaza, a correr. Ademas de todo eso, este confinamiento se ha robado abril, el mes con el mejor clima en Tucuman en todo el año y este en particular tuvo unas tardes de sol increíbles que no pudimos disfrutar.
Disfruto el poder trabajar desde casa, en estos casi dos meses no dejé de lado mi trabajo como arquitecto, desarrollando proyectos y adelantando documentación técnica de obra, para cuando toda esta gran pausa se termine. Considerando esto y el hecho de que la obra -artística en este caso- que estoy desarrollando desde hace varios años es digital, gran parte de mis días han transcurrido frente al monitor de mi PC. Creo que en estos meses de cuarentena se enrareció la percepción del tiempo, los dias cambiaron de color, y me permitieron encontrar otros estados de ánimo, desestructurar los plazos autoimpuestos, una mayor permeabilidad para hacerle lugar a una idea en el momento que aparece y desarrollarla, o al menos registrarla con un boceto o una frase.
Empecé a trabajar en cinco obras de la serie "Construcciones Paralelas" simultáneamente. Una de ellas es la más grande de la serie hasta ahora, pensada para un formato de 150 x 150cm. Tiene muchos detalles y es volumetricamente compleja, me llevó bastante tiempo terminarla. Las 4 obras restantes son parte de una nueva"sub-serie" dentro de las "Construcciones...". Son obras de formato pequeño/mediano (75x60cm), casitas de adobe bastante extrañas donde por primera vez, empiezan a aparecer objetos y elementos arquitectónicos que le dan un carácter mas personal, cálido, deja latente la idea que alguien podría estar habitándolas. Así se sumaron hornos de barros, bicicletas, perros pilas, imágenes religiosas o botellas de vino vacías; objetos que son familiares al paisaje de los ranchitos de los valles. Los bocetos , registros fotográficos y maquetas digitales ya las venia desarrollando desde finales del año pasado, y ahora los montajes finales están en distinta etapa (una, ya terminada).
Por otro lado también estoy avanzando en el bocetado de otra serie que es "afluente" de las "Construcciones Paralelas", en la cual la idea es completar, dibujando a mano, una estructura fotográfica incompleta, acaso como se hacen las reconstrucciones arqueológicas a partir de lo que queda en pie de un asentamiento milenario.
Casi permanentemente tengo la sensación de que, a pesar de la incertidumbre hacia los días que vendrán, hay que seguir haciendo, generando. Estoy convencido que habrá cosas, algunas pequeñas y otras no tanto, que cambiarán para siempre. De todas formas no dejo de esperar que llegue el día en que podamos volver a una normalidad lo mas parecida posible a la "de antes".
Acerca de la Serie "Construcciones Paralelas"
Parto de relevamientos fotográficos que realizo constantemente a lo largo de las rutas y pueblitos de los Valles Calchaquíes -lugar donde nací y crecí-, registrando construcciones centenarias de adobe, tapial y techos de barro, caña o poposa. Muchas de las edificaciones relevadas fueron demolidas o –en el mejor de los casos, revocadas- luego del registro. Las restantes siguen ahí, resignadas pacientemente a que la erosión del viento y la lluvia continúen con su trabajo. En mi obra, las re-construyo en estos “artefactos arquitectónicos” donde el adobe, después de siglos anclado de forma inherente al suelo que le dio su esencia, puede finalmente ser liviano y volar.
Me interesa ir más allá del mero registro y su reproducción. Me interesa aludir no sólo a otras arquitecturas posibles, sino a otras construcciones de sentido.
Es claro que Jerónimo elabora su obra desde dos vertientes fundamentales: un fuerte anclaje en el territorio arquitectónico (una de sus profesiones), con la carga funcional evidente en algunas de sus propuestas, y lo escultórico, donde consigue equilibrios de fuertes contenidos geométricos flotantes: las sólidas masas juegan en el espacio sin sustentación, ensamblando módulos que si bien contienen aberturas lógicas, muchas veces carecen de puertas o escaleras para el acceso. Representa así una iconografía cerrada, abroquelada en sí misma, como ruinas atemporales, quietas, silentes, fijadas en un solo punto de vista…desoladas, como testimonio hermético cuyos sentidos y usos nos son desconocidos para descifrar. Metafísica. ¿Para el hombre, sin el hombre?
En su evolución elige limpiar el color de los cielos, buscando el dramático contraste del blanco y negro (monocromía que acentúa lo escultórico). Juega, limpia, selecciona las textura del elemento cosntructivo de sus imágenes. Este es otro capítulo en su caudal representativo: las texturas, pieles que se raspan, se descascaran y rompen, mostrando el adobe, la piedra…el alma de sus estructuras constructivas. Sus obras son depuradas y sencillas en su tremenda complejidad compositiva (barroca), exquisitas en las relaciones de las partes con el todo.
Las obras son digitales, tampoco es casual, es la técnica que mejor expresa sus intereses imaginativos: persiguiendo la síntesis aplica la teoría de la perfectibilidad de Lyothard: el logro de los mayores resultados con el menos esfuerzo aplicado posible.
Finalmente hay una tercera vertiente en Jerónimo, y es el ámbito donde creció, con el que adquirió su carnadura: los Valles Calchaquíes, desde el paisaje, el clima, su relación con la naturaleza y los mojones de las culturas primigenias.
Kelly Romero