Nota publicada online
Se presentaron en Art Haus La respuesta de los Dioses, de Diego Alberti, y La Lagartija de TEC
Desde hace días y hasta el 10 de marzo es posible ver en el hall del edificio donde inauguró su sede ArtHaus la obra La Respuesta de los Dioses, del artista Diego Alberti (1978, ganador del segundo premio Arthaus Artes electrónicas 2022). Suspendida en el espacio y obligando al espectador a alzar la vista casi como aludiendo al titulo, la obra es un etéreo tapiz de alambre de cobre y luces LED soldadas a mano que dibujan enigmáticos patrones geométricos. Generadas por una microcomputadora mediante la ejecución de algoritmos, las formas abstractas delineadas por las luces mutan permanentemente y huyen desde el centro del tapiz hacia los laterales, siendo reemplazadas por otras que vuelven a huir. Su fugacidad vuelve aun más imposible su lectura, ya de por sí imposible aunque estuvieran inmóviles porque no son signos, no son un lenguaje inteligible sino apenas patrones visuales geométricos. Todo lo que se puede hacer es verlos escaparse y luego despedirse de ellos porque están diseñados de tal forma que habría que esperar miles de años para verlos aparecer nuevamente en el tapiz.
“La búsqueda de sentido se ve clausurada y se presenta una posible imagen de cómo podríoa verse la muerte de la información -dice la historiadora del arte Celina Marco sobre la obra-. La supuesta y amigable accesibilidad informativa -continúa- encubre y oscurece las complejidades, vigilancias, y los observadores implícitos del mundo digital, transformándose en un síntoma que evidencia la progresiva ceguera de nuestra capacidad de comprensión de la realidad”.
El nombre de la obra de Alberti es una cita del libro La respuesta de los dioses del autor suizo Erich Von Daniken, que sostiene la existencia de supuestas influencias extraterrestres en la cultura humana primitiva.
La obra se presentó en el marco deMicrocentro Cuenta, el ciclo que despliega activaciones artísticas, performances e instalaciones visuales y de diversas disciplinas en una amplia zona de Buenos Aires presentado por el Ministerio de Cultura de la Ciudad en alianza con instituciones públicas y privadas.
Camino a Arthaus, el espectador se encontrará con dos cuadras de asfalto de la calle Bartolomé Mitre pintadas con un sinuoso mural blanco, rojo, azul y negro. Se trata de otra de las obras presentadas en Microcentro Cuenta: La Lagartija, del cordobés Tec (1975), que tiene 120 metros de largo por 4 de ancho. Obviamente, como si se tratara de las figuras de Nazca que fascinaron a Von Daniken, nadie a nivel del piso puede siquiera sospechar que se trata de una lagartija. Solo desde un décimo piso o altura semejante es posible ese privilegio.