Nota publicada online
Otto Galería presenta obras recientes de Antonia Guzmán. La pandemia cambió el mundo que habitamos; se volvió una fortaleza de fronteras cerradas, se ocultaron los rostros y ausentaron los abrazos pero la artista propone una mirada esperanzadora.
En la serie Fortalezas, Antonia Guzmán se plantea interrogantes sobre el abismo inmensurable en que se encuentra la condición humana. La pandemia rompió la forma que tenemos de pensar el mundo. Los países se convirtieron en lugares fortificados, en inmensas fortalezas de fronteras cerradas, se ocultaron los rostros y ausentaron los abrazos. En la obra Fortaleza amenazada, la artista remite a través de la transparencia de una paleta fría y formas duras a la búsqueda de nuevos desafíos, en la Confluencia de fortalezas, los planos de color se ablandan y se entrelazan sutilmente para descubrir la Gran Fortaleza blanca que contiene a la Humanidad.
Cada hogar se amuralló contra el enemigo, cada individuo vio en el otro un posible portador del mal. Nos separamos. En la Gran Fortaleza de cercanos y separados, Antonia Guzmán rompe las formas, curva los planos de color y traza refugios.
La realidad nos golpeó, pero estamos vivos, ¿cómo nos sentimos en relación con nuestra interioridad; ¿cómo podemos hacernos más humanos y pensar en el otro? Vínculos estrechos, Nexo entre dos, Mínimo acercamiento, pretenden dar respuesta a estos interrogantes. Estas obras sugieren emociones estéticas a través de inmensos charcos de vívidos colores verdosos, azulados y rosados.
La palabra Fortaleza remite a un valor, a una virtud que nos permitió enfrentar, soportar y vencer los obstáculos y nos ayudó a seguir nuestro camino, a ser fuertes y perseverantes; a vencer el temor y a conservar viva la esperanza de volver a estar juntos. La artista abandona las líneas rectas para envolvernos con paletas de intenso color, evoca los anhelos propios del encierro y las ausencias. Los planos de color ganan autonomía y entretejen el sentido de la obra. En simultáneo, el mundo contemporáneo cada vez genera más acciones para que permanezcamos sedentarios, aislados y ensimismados. Si esto perdura, ¿qué será de nuestra condición humana en un futuro cercano?
En la obra Acercamiento social, hay una armonía rigurosa y algo instintivo a la vez. La exploración de las formas contiene en sí misma una particular visión del mundo. Para algunos filósofos, “el andar” amplía la conciencia en el sentido que nos permite escapar de una cotidianeidad utilitarista y solitaria y nos hace entrar en un universo de disponibilidad hacia el mundo y hacia los demás. “El caminar” nos libera, nos hace reflexivos y comprensivos. Nunca veremos de la misma forma un lugar, un acontecimiento, una situación; cada vez será única e irrepetible.