Nota publicada online
La selección, curada por Marcello Dantas, abarca diferentes series y materiales con los que ha sido reconocido a lo largo de su carrera. Auspiciada por Tenaris, Organización Techint y con el apoyo de la Embajada Británica en Argentina y el British Council.
Anish Kapoor es escultor, sin embargo “Dragón”, la obra que nos recibe en la primera sala de Proa, no fue esculpida por él sino por el tiempo y el agua. Cientos de años de lenta e imperceptible erosión. Se trata de siete piedras traídas de un caudaloso río de China convertidas en una potente fuente de fascinación. De azul profundísimo y textura aterciopelada, su reverberancia nos sumerge en un vacío sin tiempo que anticipa una asombrosa sensación. Dudamos de su forma, de su color y su textura.
“Y es que en esto, precisamente, consiste la práctica artística de Kapoor,” explica Marcello Dantas, curador de la muestra; “en poner en duda nuestra percepción sobre aquello que está delante de nuestros ojos”.
Hace cinco años que Dantas y Kapoor preparan esta muestra para América latina y, su título, “Surge” resume el concepto de la exposición. Una palabra que existe en español, en inglés y en el portugués natal de Dantas. Puede ser una ola que viene del mar y sorprende, un corto circuito o, incluso, algo que estaba adormecido y aparece. Es tiempo de insurgencias y Anish Kapoor busca mantenernos atentos; a no creer en lo que estamos viendo, a no dar nada por cierto.
Trabaja sólo con cuatro colores: blanco, negro y el “azul y rojo Kapoor”. Siempre está en la búsqueda de materiales rituales, aquellos materiales que nos conectan con la ancestralidad precultural –el pimiento, la sangre, la leche, el espejo, la cera, la carne y la grasa- y es por esto que la fuerza de su obra es tan potente.
En la segunda sala, Svayambhu (palabra que en sánscrito significa “creado por sí mismo”); una enorme estructura de cera color rojo sangre -uno de sus símbolos fetiche- provista de un movimiento casi imperceptible va dejando su huella en las columnas y paredes de Proa. "De la misma manera "–explica Dantas- “que suceden ciertos movimientos lentos e imperceptibles dentro de la sociedad hasta que, en un momento dado, se manifiesta su transformación.”
Sus obras con espejos -también las mas conocidas- hablan de la distorsión de la realidad: lúdicas y sorprendentes pocas veces vemos en ellas lo que queremos ver. Atravesar “Doble vértigo” es un verdadero desafío a la percepción. Se trata de dos espejos de acero inoxidable curvados y enfrentados que producen un juego de imágenes distorsionadas e invertidas que desorientan al espectador encerrado en el vacío entre ambos espejos. Según Kapoor “este vacío genera miedo, miedo a la pérdida del yo.”
Inmediatamente después de atravesar esta sensación desestabilizante, “Shooting into the corner“ dispara enormes balas de cera roja -una por hora mientras dure la muestra- contra una esquina de la sala. El resultado será una escultura imperfecta y violenta cuyo proceso está librado al azar.
Al final del recorrido, “No object” otra obra realizada en acero pulido curvado, en cuyas cuatro caras se refleja lo que se mueve a su alrededor -aunque no precisamente enfrente-, generando situaciones lúdicas, confusas e incomprensibles.
En una de las esquinas de la sala, un círculo se transforma, a medida que la recorremos, en elipse. Se trata de “El Origen del Mundo”, una obra creada a partir de la característica arquitectura de Proa.
De otra pared de la sala emerge una protuberancia, es “Cuando estoy gestando” sin dudas la obra mas sutil y reveladora de la muestra. Al detenernos frente a ella y mirarla quieta y fijamente seguramente observaremos que ésta se desvanece y la pared blanca y nívea recobra su estado plano original. Deberemos parpadear, una y otra vez, para comprobar si esto es cierto. Nuevamente Anish Kapoor juega con las dualidades y con la percepción de las formas, nos obliga a estar atentos a aquello que estaba adormecido y ahora “Surge”, inevitablemente, para transformarse y transformar. Atentos a la vida misma en esta dimensión que nos toca vibrar.
Simplemente...¡Imperdible!