Nota publicada online
Visitamos la muestra de este artista de culto, disrruptivo y vanguardista que terminó su carrera dramáticamente. Del Infinito viene realizando un importante trabajo de investigación que despertó el interés de coleccionistas internacionales y del MoMA que incorporó obra a su patrimonio.
Desde Arte Online conversamos con Julián Mizrahi, director de la galería y Fernando Davis, curador de la muestra.
¿Por qué Pinttura é finita? Esta frase -la pintura se acabó-, parte de los graffitis que Alberto Greco en su paso por Roma en 1962. “Su firma y estos textos realizados con tizas de colores a lo largo de puertas y paredes de la ciudad construyendo una imagen de su autoficción”, señala Fernando Davis durante nuestra recorrida, “son proclamas de definir el ‘Arte Vivo’, como la pintura de lo real. Para Greco, la pintura ya había terminado como medio de representación y lo que debía continuar era la representación de lo cotidiano con el gesto poético del señalamiento.”
Unos meses antes de ese mismo año, en Génova, Greco imprime afiches con su Manifiesto Dito dell Arte Vivo, que pega en los muros de la ciudad:
“El arte vivo es la aventura de lo real. El artista enseñará a ver no con el cuadro sino con el dedo. Enseñará a ver nuevamente aquello que sucede en la calle. El arte vivo busca el objeto pero al objeto encontrado lo deja en su lugar, no lo transforma, no lo mejora, no lo lleva a la galería de arte. El arte vivo es contemplación y comunicación directa. Quiere terminar con la premeditación que significan galería y muestra. Debemos meternos en contacto directo con los elementos vivos de nuestra realidad. Movimiento, tiempo, gente, conversaciones, olores, rumores, lugares y situaciones. Arte vivo, movimiento Dito”.
Como antecedente, recordemos que Greco, a fines de 1961, realiza sus primeras acciones performáticas en las calles céntricas de Buenos Aires, pegando afiches con “Alberto Greco ¡¡Qué grande sos!!” y “Alberto Greco. El pintor informalista más importante de América”; acciones que fueron documentadas por la aguda cámara de Sameer Makarius.
Ya en Roma, es retratado por el reconocido fotógrafo de la época, Claudio Abate, quien lo acompaña en estas acciones callejeras, interrumpiendo el tránsito, mientras escribe las palabras ARTE VIVO en el asfalto y llamando la atención de las personas que caminan frente a una tradicional galería de arte. Estas son precisamente las fotografías recuperadas por Del Infinito de los rollos originales del archivo de Abate y que fueron copiadas, en gelatina de plata, por los hijos del mismo estudio que las copiaba en los años 60. Un minucioso trabajo de investigación y seguimiento realizado en tiempos de pandemia y que hoy se exhiben en la galería con puesta de museo.
En otra fotografía, Greco de pie, posa frente a un muro de ladrillos sobre el que se lee: “Alberto Greco ma chi es? Un genio”. En otro vivo dito, registrado también por Abate, el artista vestido de monja, hace referencia a su emblemática exposición en la galería Pizarro de Buenos Aires, de 1961. Ambas fotografías, se exhiben junto a la invitación a dicha muestra realizada sobre una postal de época en la que un Greco bebé fue intervenido, para este evento, con una barba dibujada.
Sobre una pegatina de miniafiches callejeros en los que se lee: Cristo 63 una serie de fotografías, también recuperadas del Archivo Abate, documentan lo que fue sin duda la causa de su abrupta salida de Italia: una obra concebida como “spettacolo Arte Vivo”, que junto a Carmelo Bene y Giuseppe Lenti, estrenó en el Teatro Laboratorio que dirigía Bene. La obra estaba concebida con diálogos totalmente improvisados, aunque incorporaba referencias a la pasión de Cristo y fragmentos tomados del Ulises de James Joyce y de Genet. La noche de su estreno, intervino la policía clausurando la obra y cerrando el teatro. Greco, que representaba al apóstol Juan, llevaba una túnica de terciopelo verde azulado; se la levantó en determinado momento de la obra y orinó en la platea. Los medios gráficos registraron el escándalo de Cristo 63 y caracterizaron a la obra como vulgar y blasfema. Así concluyó su paso por Italia.
El reciente libro editado por Julian Mizrahi, La Aventura de lo real. Escritos de Alberto Greco, cuenta con investigaciones de Paula y Eduardo Pellejero y recupera muchos de sus escritos que ponen de manifiesto su relación intensa y obsesiva con las palabras y cómo estas llegan a convertirse en el núcleo central de su obra. Sorprende también el soporte que el artista elige: papeles rasgados, de colores, postales. La pequeña sala anexa reúne varias des estas piezas únicas en un original montaje permitiendo apreciar frente y dorso de muchas de ellas.
Frente a estos documentos recuperados, tanto de sus grafittis y sus acciones en la calle, junto a esta controvertida obra teatral experimental podemos decir, sin lugar a dudas, que ¡Alberto Greco lo hizo primero!
Aquí la recorrida