Muestra Actual

Marcolina Dipierro
Verbo
31/10/2024 - 15/02/2025
Pasto Galería
Chacabuco 866
Marcolina Dipierro

Verbo o los problemas de hacerse un cuerpo metálico y punzante
"En la década del 60, un anglicista llamado Émile Delavenay desarrolló un proyecto para construir una máquina de traducir que fuese capaz de trabajar con textos complejos. El desafío central de la propuesta fue el de calibrar la reacción de la máquina a la polisemia de las palabras. Ante la pregunta sobre la posibilidad de traducir poesías, el autor dirá que “¿por qué no?”. Algo que resulta interesante de este estudio es que en sus bases estructurantes se prevén las condiciones de un fracaso esperable. Creo que esto debe ser analizado con} cuidado, porque no se trata de construir una máquina para que falle, sino que se trabaja en pos de propiciar las condiciones para que un cierto tipo de actividad se desarrolle, cuyos desaciertos serán el insumo para elaborar nociones más precisas sobre el funcionamiento de, por ejemplo, el lenguaje y la comunicación. Dedicar una vida a hacer esculturas se asemeja a la empresa de Delavenay, porque implica abogar por un proyecto dispuesto a ocuparse de fenómenos inasibles, móviles y fluidos. En VERBO, Marcolina Dipierro ejecuta, siguiendo partituras personales, piezas que en su estructura describen el comportamiento de fuerzas intangibles. Las esculturas en esta muestra operan desde acciones y gestos precisos, funcionan como verbos sin conjugaciones ni marcas: ahí donde la potencia del infinitivo es aún latente. Algunas formas y modos reinciden desde una mirada cíclica que se ampara en las infinitas posibilidades de combinación de los elementos. Guiada por impulsos intransferibles pero directos, la artista afila extremos, suaviza curvas y compone situaciones de equilibrio. Despliega texturas que se revelan ambiciosas y sedientas, sensuales y precisas: breves momentos textiles se elongan, parecieran sostener, casi desgarrarse. En la obra de Marcolina una polisemia formal es plenamente verificable."
Romance (*)
"El lenguaje no puede justificar a nadie. Corresponde a cada uno asumir por su cuenta su lenguaje, mediante la búsqueda del vocablo propio. A la ontología objetiva o sociológica de la escultura la debe reemplazar una ontología personal. La ética de la escultura, en una experiencia diariamente renovada asegura una experiencia de veracidad (...) Así define la necesidad de precisar las relaciones de uno con los demás y de uno consigo mismo. Los mandamientos aquí son claros: Será en primer lugar el rechazo de confiar en las esculturas, confiar uno mismo y de hacer confiar a los demás en esculturas que no sean al mismo tiempo garantías del ser íntimo. Que la escultura palabra sea escultura plena, y que signifique siempre una presencia. La escultura inaugura un nuevo modo de realidad; ella se desarrolla en un campo de fuerzas en el que rige una física nueva con leyes de equilibrio que le son propias. De ahora, por virtud de la escultura una vez pronunciada, ha comenzado a haber algo que no había antes."
"La escultura realiza una emergencia merced a la cual el hombre escapa a la cautividad del medio.
(*) Estos fragmentos han sido extraídos del libro La palabra del filósofo francés Georges Gusdorf y se escribió “escultura” donde en el texto original dijera “palabra”.
La escultura y sus andanzas formalistas "Ortega y Gasset detecta la posibilidad de un tipo de conocimiento guiado por la fisicalidad y la experiencia de los fenómenos. Este abordaje se apoya en la pertenencia a un sistema de signos que, si lo asociamos a la práctica escultórica, podemos reconocer que se desenvuelve provocando ecos formales que guían al material de modos particulares, engendrando un tipo de obra que actúa en consonancia directa con lo próximo, esto quiere decir, en una estrecha relación con el espacio construído. Tal como ocurre en la escritura, el sentido es producido a partir de la posición de los significantes, por el lugar que ocupan en una trama más compleja. Esto es relevante porque podemos palpar el límite de la escultura en el cruce con la filosofía, la comunicación y la física, intervalo en el que la obra de Marcolina Dipierro se desplaza orgánicamente desde una metodología intuitiva y diversa. En su encuentro con la gramática, podemos notar que emplean reglas análogas de composición, estructura y ritmo. Trabaja atendiendo a una estructura cuasi sintáctica, que es vista como espacio relacional. Comparte con la física el modo de análisis, produciendo objetos o sistemas que no necesariamente se parecen a los fenómenos reales, pero que igualmente dan cuenta de la dimensión gestual, expansiva e inmanente de la experiencia de la vida. Lee el espacio como el intervalo entre cosas diferentes entre sí.

VERBO, es una muestra que engloba situaciones materiales que polemizan sobre la complejidad de la comunicación y el esfuerzo de las prácticas espaciales, como la escultura, por desentramar las zonas más encriptadas de la experiencia. Tal como el caso que el lingüista Emile Benveniste reconoce como un lenguaje de las abejas, en este tipo de obras es imposible (o innecesario) descomponer el contenido en sus elementos formadores, porque detrás de cada uno no habitan enunciados legibles: hay fuerzas viscerales que orientan las ideas hacia una colmena alborotada, plagada de manjares e incapaz de mentir.
Carlos Gutierrez, Noviembre 2024

La muestra se podrá visitar hasta el 15 de febrero en Pasto Galería, Chacabuco 866, Buenos Aires de miércoles a sábado de 15:00 a 20:00 h.
Entrada libre y gratuita