Vive y trabaja en Salta, hace 20 años expuso por primera vez en Buenos Aires y su ultima presentación fue en el Centro Cultural Recoleta. Obtuvo ocho importantes primeros premios nacionales de pintura. Los más recientes: el del XXXVI Salón Nacional de Arte Sacro en Tandil, y el otorgado por la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) de la Ciudad de Buenos Aires, mas otros tan importantes como el primer premio del Salón Nacional y del Salón Manuel Belgrano.
La obra de Vidal Lozano ha merecido críticas favorables, entre otros, de Jorge López Anaya y de Rosa Faccaro. Varias de sus mejores obras han sido incorporadas a los principales museos de la Argentina y a colecciones privadas. Para el artista, la eliminación del color saturado pone de manifiesto “la cercanía con el lenguaje del relieve escultórico y con cierta imagen del arte bidimensional y ascético prehispánico, los cuales también sirven como fuente de inspiración” Los mínimos elementos repetidos en todo el plano de la obra se acercan a algunos preceptos del Minimalismo y a cierta actitud contemplativa, en el sentido orientalista del término. Mario Ha viajado a Bolivia, Perú y por todo el Norte Argentino, deslumbrándose con las culturas precolombinas y mostrando una verdadera preocupación por ubicarla en su justo lugar dentro de la educación, para el reconocimiento de las raíces de nuestra cultura. A los 9 años ya estudiaba en la Escuela Provincial de Bellas Artes y hoy, 42 años después allí continúa pero ya como profesor, donde dedica 3 días completos de la semana a la docencia, quedándole el resto de la semana para su familia y la pintura. Frecuentó a Alfredo Hlito y a Ary Brizzi maestros que admira. A mediados de la década del 80 comenzó a exponer en Buenos Aires y en 1995 varios factores: la economía del país, el cierre de la galería en la cual exponía y sobre todo una “desorientación” o crisis en su pintura, hicieron que por diez años Mario dejara de pintar y se dedicara sólo a la docencia. En el año 2004 retomó la pintura, con fuerzas renovadas… Se presentó en salones oficiales y privados “arrasando” con los premios. Mario proviene de la “figuración”, y de a poco fue modificando su lenguaje, comenzó a trabajar con otros elementos, produciendo texturas que generan luces y sombras. Como dijo el recordado gran pintor Alfredo Hlito, su obra tiene las características de la escultura pero la imagen de la pintura. Hoy en su taller, cercano a su casa, trabaja todos los días. Realiza infinidad de bocetos, y luego de mucho madurarlos los vuelca en placas de chapadur en las cuales aplica con espátula y otras herramientas, una especie de pasta que prepara con óleo y tierras del norte prehispánico argentino.